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11 de junio de 2020

Dulce esperanza mía. Cervantes Don Quijote 4/7 Eliseo Parra y mas versiones

 

 Dulce esperanza mía,
que rompiendo imposibles y malezas
sigues firme la vía
que tú mesma te finges y aderezas:
no te desmaye el verte
a cada paso junto al de tu muerte
    No alcanzan perezosos
honrados triunfos ni vitoria alguna,
ni pueden ser dichosos
los que, no contrastando a la fortuna,
entregan desvalidos
al ocio blando todos los sentidos.
    Que amor sus glorias venda
caras, es gran razón y es trato justo,
pues no hay más rica prenda
que la que se quilata por su gusto,
y es cosa manifiesta
que no es de estima lo que poco cuesta.
    Amorosas porfías
tal vez alcanzan imposibles cosas;
y, ansí, aunque con las mías
sigo de amor las más dificultosas,
no por eso recelo
de no alcanzar desde la tierra el cielo.  
Miguel de Cervantes Saavedra. Don Quijote Capítulo 43. 1605


Seguimos donde ayer lo dejamos, tan solo unos cuántos párrafos para oír a Don Luis, disfrazado de mozo de mulas, seguir cantando a su amada.
La versión propuesta es la de Eliseo Parra, otro vallisoletano ilustre, que en el 2004 publicó un disco titulado “EL QUIJOTE. Romances, Canciones y Danzas” (el octavo de los doce cortes grabados).
La siguiente versión es de nuevo la del Grupo Espliego de su disco de 2005 “Nunca fuera caballero”, con la voz de Pedro Chaparro


Y para ir cerrando pronto y pasar en parte al segundo libro de la obra cervantina, que incumple el dicho de “segundas partes nunca fueron buenas”. Una propuesta es trasladarnos a un episodio de fama merecida “Las Bodas de Camacho” o las bodas del rico Camacho y la bella Quiteria
 Esta es la banda musical que creó el grupo Espliego en su disco, para la celebración de este evento que debió ocurrir en tierras manchegas entre Ciudad Real y Albacet.


Como recordaréis las bodas no llegaron a celebrarse, ya que  Basilio, un joven pobre, enamorado de Quiteria (la novia que va a casarse),  finge su muerte clavándose una espada. En sus aparentes últimas horas pide casarse con Quiteria, a lo que ésta accede. Cuando se casan, y cercano a la muerte, Basilio de pronto se cura. No es un milagro, sino una trampa que realiza para conseguir su amor. Cuando Camacho y los suyos pretenden enfrentarse a éste, Don Quijote media con valor y convence a los engañados a huir. Los nuevos pretendientes celebran su fiesta en la aldea de Basilio y Don Quijote es invitado por su valor. El episodio es muy representado en la música, y ya que creo que no se puede contar tanto del Quijote en una semana, aprovecho para recordar la ópera del alemán Mendelssohn titulada "Die Hochzeit des Camacho", y acabar con dos piezas cortas de la misma: un bolero y un fandango


Cervantes y Don Quijote han sido nuestros mejores embajadores. Aquí seguimos sin darles la importancia que merecen. Casi viernes, al fin

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