Una puerta abierta a la música, la poesía, las versiones y a la sonrisa, con muchas pinceladas de cine y bandas sonoras. En recuerdo y homenaje al antiguo microprograma "Fonocopias" de Radio Nacional de España Radio 5
Otro poema de Alejandra Pizarnik, de una época más tardía, que con el nombre "La noche", grabó Fin del Mundo, un cuarteto de chicas de Buenos Aires, aunque de procedencia patagónica (por eso su nombre), en el 2020 para su primer EP, que tres años más tarde se recompuso junto a su segundo EP en CD de ocho pistas "Todo va hacia el mar", No he encontrado versión recitada de este breve poema, así que os dejo con el disco íntegro de estas chicas que merece escucharse
Han venido. Invaden la sangre. Huelen a plumas, a carencia, a llanto. Pero tú alimentas al miedo y a la soledad como a dos animales pequeños perdidos en el desierto.
Han venido a incendiar la edad del sueño. Un adiós es tu vida. Pero tú te abrazas como la serpiente loca de movimiento que sólo se halla a sí misma porque no hay nadie.
Tú lloras debajo de tu llanto, tú abres el cofre de tus deseos y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad que las palabras se suicidan.
Semana rara que incluye fiesta y celebración del día de difuntos, sigo con un poema del otro lado del Atlántico, realizado por Alejandra Pizarnik, poeta maldita, pero de bella lírica. En el 2023, Elena Aranoa, le puso música y lo incluyó en su disco "Tu me quieres blanca", donde pone música a textos de grandes autoras, como siempre un placer escucharla en un directo aunque sea en diferido, a pesar de la dificultad de poner música a estas palabras
Emboscado en mi escritura cantas en mi poema. Rehén de tu dulce voz petrificada en mi memoria. Pájaro asido a su fuga. Aire tatuado por un ausente. Reloj que late conmigo para que nunca despierte.
Alejandra Pizarnik. Los trabajos y las noches (1965)
Si bien a Alejandra Pizarnik, no se la puede considerar como a una mujer invisible, si es cierto que es una poeta bastante olvidada, nacida en Buenos Aires (Avellaneda), donde vivió hasta su pronto fallecimiento en 1972 con 36 años
Este poema publicado en 1965, dentro de su libro "Los trabajos y las noches", es una muestra de su cuidada poesía de esa época. Vero Bellini, le puso música y lo publicó en su disco La canción de las poetas, publicado en disco hace año y medio. En esta ocasión cuenta con la voz de la coplista salteña, Mariana Carrizo
Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la conciencia con sus estrellas.
Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.
Tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.
Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas
Sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.
Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre.
Alejandra Pizarrik, fue
una poeta argentina que vivió poco y rápido (1936 – 1972), suicidándose en un
proceso depresivo, Alejandra fue quizá una eterna extranjera, como Medea, de la
que hablaba el domingo, me parece adecuado recordar sus versos llenos de melancolía
y algo de surrealismo, Pese a su juventud dejó una extensa obra literaria,
versos, prosa y teatro.
El pasado año la cantante chilena Florencia Lira
le dedicó un disco con siete temas basados en sus poemas y en composiciones
propias, Os dejo con este SENTIDO DE SU AUSENCIA, que ella titula “Memoria”
Si yo me atrevo
a mirar y a decir
es por su sombra
unida tan suave
a mi nombre
allá lejos
en la lluvia
en mi memoria
por su rostro
que ardiendo en mi poema
dispersa hermosamente
un perfume
a amado rostro desaparecido
Alejandra posiblemente no fuera de este mundo simplemente
quiso vivir a su manera, pero la enfermedad la supero, os dejo con este
fragmento de una carta a Leon Ostrov durante su estancia parisina
Simplemente, no soy de este mundo…Yo
habito con frenesí la luna…No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra
ajena, agresiva… No puedo pensar en las cosas concretas; no me interesan… Yo no
sé hablar como todos. Mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos, de donde
no es, de los encuentros con nadie… ¿qué haré cuando me sumerja en mis mundos
fantásticos y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me
iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera que hay un “saber volver”. Ni
lo querré acaso.
Alejandra Pizarnik. Recuerdo
de Alejandra por León Ostrov. Publicado en el Suplemento
Cultural de la Nación en 1983. Incluido en el libro Cartas entre Alejandra
Pizarnik y León Ostrov (París; 1960-1964). Edición de Andrea Ostrov.