En el tiempo en el que festejaban mi cumpleaños
Yo era feliz, y nadie estaba muerto.
En la casa antigua, que yo cumpliese años era
Una tradición de siglos,
Y la alegría de todos, y la mía, era tan segura
Como cualquier religión.
En el tiempo en el que festejaban mi cumpleaños,
Yo tenía esa gran salud de no entender cosa alguna,
De ser inteligente para con mi familia,
Y de no tener las esperanzas que los otros tenían en mí.
Cuando quise tener esperanzas, ya no supe tener esperanzas.
Cuando quise mirar hacia la vida, ya había perdido el sentido de la vida.
Sí, lo que supuestamente fui para mí,
Lo que fui de corazón y parentesco,
Lo que fui de seres de mi provincia,
Lo que fui de ser amado, de yo ser el niño,
Lo que fui –¡Ay, Dios mío!–, lo que sólo hoy sé que fui…
¡A qué distancia!…
(No lo encuentro…)
¡El tiempo en el que festejaban mi cumpleaños!
Lo que hoy soy es como la humedad del pasillo al fondo de la casa,
Hongo adherido a las paredes…
Lo hoy soy (y la casa de los que me amaron
tiembla a través de mis lágrimas),
Lo que hoy soy es que hayan vendido la casa,
Es que todos se hayan muerto,
Es estar sobreviviendo a mí –como un fósforo frío…
En el tiempo en el que festejaban mi cumpleaños…
¡Que mi amor, como una persona, ese tiempo!
Deseo físico del alma de volver ahí otra vez,
Por un viaje metafísico y carnal,
Con una dualidad de mí hacia mí…
¡Comerme el pasado como pan de hambre,
sin tiempo de manteca en los dientes!
Veo todo otra vez con una nitidez
que me ciega hacia lo que tengo aquí…
La mesa puesta con más lugares, con mejores
Dibujos en los platos, con más copas,
El aparador con muchas cosas –dulces, frutas,
el resto de la sombra bajo todo lo elevado–
Las tías viejas, los primos diferentes,
Y todo era por mi causa,
¡El tiempo en el que festejaban mi cumpleaños!
¡Para, corazón mío!
¡No pienses! ¡Deja el pensar en la cabeza!
¡Oh Dios mío, Dios mío, Dios mío!
Hoy ya no cumplo años.
Perduro.
Los días se me suman.
Seré viejo cuando lo sea.
Y no más nada.
¡Rabia de no haberme traído el pasado robado en la riñonera!
¡El tiempo en el que festejaban mi cumpleaños!…
el abuelo entristecido dice
¡quién pudiera estar otra vez entretenido!
Ah, volver al tiempo encantado
en que castillos yo construía
y de veras, bien armados,
los guardaba hasta el otro día.
Pero era todo tristeza
al despertar lleno de brío
y ver, que por la limpieza
los habían destruído.
...mientras pena abstraído
su infancia el abuelo evoca
una casa él ha construido
o un castillo entre las rocas
Hasta que el nieto,
viendo a su abuelo envuelto en llanto
Dice: ¨se cayó, fué el viento,
no llores, ya lo levanto¨
aa