Ya se va para los cielos
ese querido angelito
a rogar por sus abuelos,
por sus padres y hermanitos.
Cuando se muere la carne,
el alma busca su sitio
adentro de una amapola
o dentro de un pajarito.
La tierra lo está esperando
con su corazón abierto,
por eso es que el angelito
parece que está despierto.
Cuando se muere la carne,
el alma busca su centro
en el brillo de una rosa
o de un pececito nuevo.
En una cuna de tierra
lo arrullará una campana,
mientras la lluvia le limpia
su carita en la mañana.
Cuando se muere la carne,
el alma busca su diana
en los misterios del mundo
que le ha abierto su ventana.
Las mariposas alegres,
de ver el bello angelito
alrededor de su cuna,
le caminan despacito.
Cuando se muere la carne,
el alma va derechito
a saludar a la Luna
y de paso al lucerito.
¿Adónde se fue su gracia?
¿Dónde fue su dulzura?
¿Por qué se cae su cuerpo
como la fruta madura?
Cuando se muere la carne,
el alma busca en la altura
la explicación de su vida
cortada con tal premura,
la explicación de su muerte
prisionera en una tumba.
Cuando se muere la carne,
el alma se queda oscura
Violeta Parra (1966)
Pensaba en dedicar esta semana mas a las composiciones de la propia Violeta que a su trabajo como recopiladora de canciones y músicas tradicionales, pero al final he decidido poner otros cuatro temas que aparecen en el último disco de Violeta Parra, "Últimas composiciones" del año 1966, del que ya he hablado de dos de ellos, "Gracias a la vida" y "La cueca de los poetas". Este disco fue reconocido por la revista Rolling Stone como el mejor disco realizado en Chile, y es realmente muy bueno aunque lleno de tristeza premonitoria, donde se plasmaba parte de su desánimo con la vida, como los desamores amorosos, el mundo que la rodeaba o la muerte de su hija Rosita Clara Arce, a los nueve meses, tras un viaje de Violeta a Polonia, URSS y París, dejando la niña al cuidado del padre (Luis Arce) y de su hijo Angel Parra de doce años de edad.
La primera versión la realiza Isabel Parra al año siguiente de su muerte, y la segunda el Grupo Chagual, un grupo de la nueva cancion chilena en su disco de 1968 "Canta a Violeta Parra" con una letra ligeramente diferente
Esta canción conjuga un ritmo de origen escocés, el reel –que habría llegado a Chile durante el siglo XIX–, con la tradición campesina del velorio del angelito. La tristeza por la pérdida de un hijo se expresa al modo de la creencia popular: el amor frente a la vida vence al dolor por la muerte, entregando una luz de sentido sobre la existencia humana. La tierra, con sus flores, sus jardines, con sus pajaritos, mariposas y pececitos, se introduce en el cielo; el cielo, morada del nuevo angelito, se acerca así a la tierra, brotando un nuevo vínculo al interior de la familia y una nueva sabiduría para afrontar el futuro, colmada, en el decir de la propia Violeta, de paciencia, valor, condescendencia y resignación infinita.
En 1971, Inti Illimani, publica su disco "Autores Chilenos", donde cantan varios temas de Violeta Parra, Victor Jara y otros. Es el cuarto corte de la cara A
Ese mismo año, 1971, Mercedes Sosa publica su disco "Homenaje a Violeta Parra", donde incluye esta versión (décimo corte del disco)
En 1992. Rosa León publica su disco "Mujeres", donde versiona este tema (segundo corte)
Acabo con una de las últimas versiones, el grupo de reggae chileno Gondwana, grabó esta versión en el 2017, con motivo del centésimo nacimiento de Violeta Parra
Buen martes