Los dados eternos
Para Manuel González Prada,
esta emoción bravía y selecta,
una de las que, con más entusiasmo,
me ha aplaudido el gran maestro.
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.
Dios mío, y esta noche sorda, obscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
César Vallejo. Los Heraldos Negros (1918)
Otro poema de César Vallejo, dedicado al poeta, ensayista y anarquista peruano Manuel González Prada. César Vallejo, aprendió pronto lo duro que es estar vivo, y sus poemas nos conmueven. En este caso se juntan, el resentimiento, la ira, el dolor y la melancolía.
El madrileño, Moncho Otero, puso música a este poema
El actor, compositor y político peruano Iber Maraví, (ex ministro de Trabajo en 2021), le puso música y fue incluido en su disco "La voz del Pueblo" (cuarta pista) donde pone música a varios poemas de César Vallejo , junto a temas propios
Buen miércoles