Ya sé que sólo agrada
quien es feliz. Su voz
se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.
El árbol deforme del patio
denuncia el terreno malo, pero
la gente que pasa le llama deforme
con razón.
Las barcas verdes y las velas alegres del Sund
no las veo. De todas las cosas,
sólo veo la gigantesca red del pescador.
¿Por qué sólo hablo
de que la campesina de cuarenta años anda encorvada?
Los pechos de las muchachas
son cálidos como antes.
En mi canción una rima
me parecería casi una insolencia.
En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.
Pero sólo esto último
me impulsa a escribir.
Bertolt Brecht (1939)
Traducción de Jesús López Pacheco y Vicente Romano, Poemas y canciones (Alianza Editorial.«El libro de bolsillo»: 1968)
" La democracia es frágil y cuando desde la autoridad se conspira contra ella puede verse arrumbada como un trasto inútil, aunque se la invoque para obtener poderes excepcionales"
… escribió Bertolt Brecht, ante «el horror por los discursos del pintor de brocha gorda», en uno de sus más célebres poemas. En aquella segunda mitad de la década de 1930 cada palabra del líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán sumaba una amenaza que acabaría siendo ineludible. Paso a paso, alcanzado el poder, ese líder sumergió a la nación en un charco en el que se diluyeron las libertades, el pensamiento y el derecho. Nadie quedaba a salvo porque la justicia ya no era tal y se subordinaba al interés de un Estado que, desde la democracia, se construyó totalitario. Y porque cualquier disidencia quedó sumida en la clandestinidad.
Copio estas palabras del catedrático y colaborador de la Razón Mikel Buesa (1), porque recogen perfectamente lo que siento ante los sucesos de estos días y tras el nuevo ascenso de Donald Trump, a la Presidencia de EEUU
He escogido la traducción del poema de Brecht, realizada en el antiguo libro de bolsillo de Alianza Editorial, que aun flota en algún lugar de la memoria, de las tres traducciones que conozco, sigue siendo mi preferida, quizá porque un poeta es el que mejor puede traducir a otro poeta
Lo de malos tiempos para la lírica fue una frase que se utilizó en la izquierda política, refiriéndose a una situación cada vez más difícil, A principios de los ochenta, German Coppini compuso esta canción- poema y con su grupo (Golpes Bajos) la hizo popular y en cierta medida una representación de la movida madrileña de esa época. Esta es la letra
El azul del mar inunda mis ojos.
El aroma de las flores me envuelve.
Contra las rocas se estrellan mis enojos
y nuevas sensaciones me devuelven.
Malos tiempos para la lírica.
Las ratas corren por la penumbra del callejón.
Tu madre baja con el cesto y saluda.
Ya casi ha terminado tu jersey de cotton.
Dedicas tu sonrisa blanca y pura.
Malos tiempos para la lírica.
Seguro que algún día, cansado y aburrido,
compartirás con alguien nuevo amanecer.
Trabajo de banquero bien retribuido.
Tu madre con anteojos volverá a tejer.
Malos tiempos para la lírica.
Malos tiempos para la lírica.
He elegido un directo en el Rockola madrileño de 1983, que se incluyó en la película "A tope" de 1984, de Tito Fernández.
Otro gallego (German Coppini, aunque nacido en Santander, se crió en Vigo), Ivan Ferreiro (Los Piratas), incluyó esta versión en su disco del 2018 homenaje al grupo gallego Golpes Bajos, titulado “Cena recalentada". Así suena
Sobre la vida de Brecht, os hablé la semana que presenté alguno de sus poemas musicados, pero su importancia en la música sobre todo en los sesenta y ochenta, daría para varias entradas, que llegará, si el tiempo y otros factores lo permiten.En relación con el aumento del totalitarismo en los gobiernos cercanos y el engaño que hace a los ciudadanos, solo se puede recomendar, que no olvideis pensar y dialogar, porque es la única forma de ser un poco mas libres
Como epílogo os propongo esta reflexión del teólogo luterano Martin Niemöller, ( falsamente atribuida a Betolt Brecht) en un sermón en 1946. Parece que poco aprendemos del pasado
Buen jueves
Os dejo con la letra original del poema
Ich weiß doch: nur der Glückliche
Ist beliebt. Seine Stimme
Hört man gern. Sein Gesicht ist schön.
Der verkrüppelte Baum im Hof
Zeigt auf den schlechten Boden, aber
Die Vorübergehenden schimpfen ihn einen Krüppel
Doch mit Recht.
Die grünen Boote und die lustigen Segel des Sundes
Sehe ich nicht. Von allem
Sehe ich nur der Fischer rissiges Garnnetz.
Warum rede ich nur davon
Daß die vierzigjährige Häuslerin gekrümmt geht?
Die Brüste der Mädchen
Sind warm wie ehedem.
In meinem Lied ein Reim
Käme mir fast vor wie Übermut.
In mir streiten sich
Die Begeisterung über den blühenden Apfelbaum
Und das Entsetzen über die Reden des Anstreichers.
Aber nur das zweite
Drängt mich zum Schreibtisch.
(1) Mikel Buesa "Malos Tiempos para la lírica" 02/05/2024 https://paralalibertad.org/malos-tiempos-para-la-lirica/