Una puerta abierta a la música, la poesía, las versiones y a la sonrisa, con muchas pinceladas de cine y bandas sonoras. En recuerdo y homenaje al antiguo microprograma "Fonocopias" de Radio Nacional de España Radio 5
De los veintiún poemas de la primera edición del libro, hay cinco copleras (además de las reseñadas, la coplera del alfarero y la del cantor). Me gusta la versión que hizo Horacio Guarany, y que publicó por primera vez en un EP (esos singles con dos canciones por lado) titulado Viva Chile, en 1966 (segundo corte de la cara B). Ese mismo año publica en Argentina, un LP con doce temas que incluye los cuatro del EP anterior, con el título de "El Corralero", el disco comienza con esta versión, y luego la ha vuelto a grabar en múltiples ocasiones
En el 2015, se realiza un espectáculo denominado "La música que no pudieron callar: Canciones Prohibidas", donde se recogen varias canciones prohibidas durante la Dictadura Militar. Gabo Ferro que había cambiado años antes el registro dejando el rock para iniciar un camino de cantautor, interpreta este tema de Armando Tejada Gómez con su diferente voz
La tercera versión en orden cronológico es de este lado del Atlántico y la graba José Domínguez Muñoz "El Cabrero" en su disco del 2018 "Ni rienda ni jierro encima" (pista undécima)
La última versión grabada que conozco, cambia el ritmo musical, volvemos a Argentina pero con sonido de cumbia, del grupo musical "Damas Gratis" de su disco del 2019 "Inéditos" (pista sexta), con arreglos de Pablo Lescano
Me llamo Juan y no tengo
más que mi sombra en el mundo,
pero como yo soy Juan
creo en la sombra que tengo.
Ahí donde usted la ve
Mi sombra es raíz del tiempo.
Ellos pasan y no creen
¡son tristes y amargos ellos!
gente sin sueño y sin Juan
entre la tierra y el cielo.
Ellos pasan. Y ni sueñan
que cuando pasan, yo quedo.
Siempre de aquí para allá:
soy Juan de la tierra y basta.
Vaya donde vaya yo
conmigo avanza la patria.
A los Juanes nos dejaron
no más de cuatro palabras:
apenas las que hacen falta
para nombrar la esperanza,
pero es que al que siembra y sueña
ni falta le hace nombrarla.
Yo soy don Juan Esperanza
y, entre semilla y semilla
le ando deshojando flores
a doña Juana Alegría.
¡El día que hagamos yunta,
que fiesta va a ser la vida!
Coplera de Juan es el poema que abre el tercer libro de Armando Tejada, en la introducción escribe: "En 1956 comencé a escribir esta Antología de Juan,del anónimo e innumerable Juan de todas partes del país que al fin es uno mismo, inspirado en los dichos y hechos de su vida y era mi intención ir agregándole poemas cada año con los testimonios recogidos a lo largo del país que recorro incansablemente por pasión y por oficio de andar diciendo la poesía, ..."
En 1968 Horacio Guarany publica el disco "El hombre es pura arenita", doce temas de los que cuatro son poemas de Armando Tejada, La coplera del viento es el segundo corte de la cara B, después de su versión de "Hay un niño en la calle"
A esta hora, exactamente, hay un niño en la calle.
Le digo amor, me digo, recuerdo que yo andaba con las primeras luces de mi sangre, vendiendo un oscura vergüenza, la historia, el tiempo, diarios, porque es cuando recuerdo también las presidencias, urgentes abogados, conservadores, asco, cuando subo a la vida juntando la inocencia, mi niñez triturada por escasos centavos, por la cantidad mínima de pagar la estadía como un vagón de carga y saber que a esta hora mi madre está esperando, quiero decir, la madre del niño innumerable que sale y nos pregunta con su rostro de madre: qué han hecho de la vida, dónde pondré la sangre, qué haré con mi semilla si hay un niño en la calle.
Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles, evitar que naufrague su corazón de barco, su increíble aventura de pan y chocolate, transitar sus países de bandidos y tesoros poniéndole una estrella en el sitio del hambre, de otro modo es inútil ensayar en la tierra la alegría y el canto, de otro modo es absurdo porque de nada vale si hay un niño en la calle.
Dónde andarán los niños que venian conmigo ganándose la vida por los cuatro costados, porque en este camino de lo hostíl ferozmente cayó el Toto de frente con su poquita sangre, con sus ropas de fé, su dolor a pedazos y ahora necesito saber cuáles sonríen mi canción necesita saber si se han salvado, porque sino es inutil mi juventud de música y ha de dolerme mucho la primavera este año.
Importan dos maneras de concebir el mundo, Una, salvarse solo, arrojar ciegamente los demás de la balsa y la otra, un destino de salvarse con todos, comprometer la vida hasta el último náufrago, no dormir esta noche si hay un niño en la calle.
Exactamente ahora, si llueve en las ciudades, si desciende la niebla como un sapo del aire y el viento no es ninguna canción en las ventanas, no debe andar el mundo con el amor descalzo enarbolando un diario como un ala en la mano, trepándose a los trenes, canjeándonos la risa, golpeándonos el pecho con un ala cansada, no debe andar la vida, recién nacida, a precio, la niñez, arriesgada a una estrecha ganancia, porque entonces las manos son dos fardos inútiles y el corazón, apenas una mala palabra.
Cuando uno anda en los pueblos del país o va en trenes por su geografía de silencio, la patria sale a mirar al hombre con los niños desnudos y a preguntar qué fecha corresponde a su hambre que historia les concierne, qué lugar en el mapa, porque uno Norte adentro y Sur adentro encuentra la espalda escandalosa de las grandes ciudades nutriéndose de trigo, vides, cañaverales donde el azúcar sube como un junco en el aire, uno encuentra la gente, los jornales escasos, una sorda tarea de madres con horarios y padres silenciosos molidos en la fábricas, hay días que uno andando de madrugada encuentra la intemperie dormida con un niño en los brazos.
Y uno recuerda nombres, anécdotas, señores que en París han bebido por la antigua belleza de Dios, sobre la balsa en donde han sorprendido la soledad de frente y la índole triste del hombre solitario, en tanto, sus señoras, tienen angustia y cambian de amantes esta noche, de médico esta tarde, porque el tedio que llevan ya no cabe en el mundo y ellos son los accionistas de los niños descalzos.
Ellos han olvidado que hay un niño en la calle, que hay millones de niños que viven en la calle y multitud de niños que crecen en la calle.
A esta hora, exactamente, hay un niño creciendo.
Yo lo veo apretando su corazón pequeño, mirándonos a todos con sus ojos de fábula, viene, sube hacia el hombre acumulando cosas, un relámpago trunco le cruza la mirada, porque nadie proteje esa vida que crece y el amor se ha perdido como un niño en la calle...
Cambiamos de tiempo pero no de lugar. Ya que el martes comentaba la versión de Los Calchakis, de "Canción con Todos" de Armando Tejada Gómez, he pensado dedicarle esta semana al tercer libro de poemas de Armando, Antología de Juan, un libro en el que el poeta gira hacia una poesía mas social, ya que los poemas de sus dos primeros libros podian tener belleza pero los compañeros de sus hermano, obreor de la cosntrucción, no los entendían. Tras dejar Perón el gobierno argentino en 1955, Armando Tejada Gomez vuelve a su trabajo de locutor, no sé si os habéis percatado del hecho de que los poetas suelen ser malos lectores de sus poemas, en este caso la dualidad en el oficio hace milagros.
Este poema es muy largo, y se le conoce sobre todo por la versión que realizó Mercedes Sosa (que se casó en 1957 con Oscar Matus, quien a partir de los primeros sesenta fundan el movimiento "Nuevo Cancionero") Mercedes Sosa ya había grabado en 1958 varios poemas de Armando Tejada y en 1967, graba su disco "Para cantarle a mi gente" cuya novena pista sonaba así. La canción solo canta parte del poema
A la vez o poco antes que saliera el disco de Mercedes Sosa, en el año 1967, otro grupo folclórico argentino, "Los Andariegos" lo grabaron en su disco "Ayer, hoy y mañana", canta las misma estrofas que Mercedes Sosa, pero el arreglo musical es diferente, música coral
La única versión cantada completa del poema la hace el médico cantautor y guerrillero argentino boliviano, Benjo Cruz, el disco se publica en 1970, tras su fallecimiento con el título "A mi pueblo"
En el 2004, Alberto Cortez y El Quinteto Santa Fe, graba esta versión en su disco "A voces" (séptima pista), una versión coral más moderna que la de Los Andariegos, y con un arreglo musical bastante interesante
Hay versiones interesantes de Victor Heredia y Chito Ceballos, pero por no alargar, no las incluyo, acabo con una versión reciente, que incluye cuatro años después de su muerte, la voz de Mercedes Sosa, y es el homenaje que le realiza Diego el Cigala, en su disco de 2013 "Romance de la luna tucumana" (undécima pista)