Las contradicciones
No encuentro paz, ni me permiten guerra;
De fuego devorado, sufro el frío;
Abrazo un mundo, y quédome vacío;
Me lanzo al cielo, y préndeme la tierra.
Ni libre soy, ni la prisión me encierra;
Veo sin luz, sin voz hablar ansío;
Temo sin esperar, sin placer río;
Nada me da valor, nada me aterra.
Busco el peligro cuando auxilio imploro;
Al sentirme morir me encuentro fuerte;
Valiente pienso ser, y débil lloro.
Cúmplese así mi extraordinaria suerte;
Siempre a los pies de la beldad que adoro,
Y no quiere mi vida ni mi muerte.
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Gertrudis Gómez de Avellaneda (Camagüey, Cuba1814 – Madrid, 1873) fue uno de los mejores escritores románticos españoles, su problema ser mujer, Escritora de prestigio, novelista autora de obras de teatro, poeta,… fue la primera mujer en ser propuesta como miembro de la Real Academia Española de la Lengua, en 1853 se desestimó la petición a pesar de su reconocimiento literario por el hecho de ser mujer (Carmen Conde no entró hasta 1979), además había escrito una novela antiesclavista en 1841 (diez años antes de la publicación por la escritora estadounidense Harriet Beecher Stowe, de “La cabaña del Tio Tom”. Además estaba a favor de la igualdad de la mujer y del matrimonio interracial, demasiado para la mentalidad retrógrada del XIX. Solo he encontrado un poema musicado
A él
No existe lazo ya: todo está roto:
plúgole al cielo así: ¡bendito sea¡
Amargo cáliz con placer agoto:
mi alma reposa al fin: nada desea.
Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos:
¡nunca, si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
trague el olvido: el corazón respire.
Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo
una vez y otra vez pisaste insano...
Mas nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder tirano.
De graves faltas vengador terrible,
dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?
No era tuyo el poder que irresistible
postró ante ti mis fuerzas vencedoras.
Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre!
Todo se terminó, recobro aliento:
¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre...
ni amor ni miedo al contemplarte siento.
Cayó tu cetro, se embotó tu espada...
Mas, ¡ay!, cuán triste libertad respiro...
Hice un mundo de ti, que hoy se anonada
y en honda y vasta soledad me miro.
¡Vive dichoso tú! Si en algún día
ves este adiós que te dirijo eterno,
sabe que aún tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño tierno.
Gertrudis Gómez de Avellaneda: Poesías (1850)
Vicente Monera le puso música en el 2011. Con el bicentenario de su nacimiento se realizaron recogidas de firmas para que la RAE la reconociera como académica honoraria, sin éxito
Gertrudis Gómez de Avellaneda dominó la poesía con pasión. Sus dramas llenaron los teatros de la Península. Sus obras se disputaron el primer y segundo premio, a la vez, en los Juegos Florales más selectos de Madrid. La Real Academia de la Lengua, aterrorizada por la habilidad que poseía la adorable criolla, se negó aceptarla bajo el pretexto de la saya. Emocionalmente destruida por la injusticia, continuó creando obras inmortales hasta el fin de sus días.
Además de ser reconocida como una de las más refinadas, y a la vez de lenguaje más sencillo, poetisas de nuestro idioma, la Avellaneda trató con dos temas primordiales de la literatura universal. Su novela Sab es una de las mejores obras en la abolición de la esclavitud. Pocos años antes de morir, en 1867, publicó un libro de oraciones, o pensamientos religiosos, llamado Devocionario que la sitúa entre las místicas de pensamientos más elevados.
Osa dejo con un programa de RTVE sobre su obra
Y como cuadro el retrato que le hizo Federico Madrazo y que se puede ver en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid, y que encabeza esta entrada
Buen miércoles