Juegos del anochecer
Cuando, en el crepúsculo del pueblo, Platero y yo
entramos, ateridos, por la oscuridad morada de la calleja
miserable que da al río seco, los niños pobres juegan a
asustarse, fingiéndose mendigos. Uno se echa un saco a la
cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo...
Después, en ese brusco cambiar de la infancia, como llevan
unos zapatos y un vestido, y como sus madres, ellas sabrán
cómo, les han dado algo de comer , se creen unos príncipes:
—Mi pare tie un reló e plata.
—Y er mío, un cabayo.
—Y er mío, una ejcopeta.
Reloj que levantará a la madrugada, escopeta que no
matará el hambre, caballo que llevará a la miseria... El corro,
luego. Entre tanta negrura, una niña forastera, que habla de
otro modo, la sobrina del Pájaro Verde, con voz débil, hilo de
cristal acuoso en la sombra, canta entonadamente, cual una
princesa:
Yo soy laaa viudita
del Condeee de Oréé...
...¡Sí, sí.! ¡Cantad, soñad, niños pobres! Pronto, al
amanecer vuestra adolescencia, la primavera os asustará,
como un mendigo, enmascarada de invierno.
—Vamos, Platero...
Juan Ramón Jiménez. Capítulo 3 (1914)
Os propongo la versión a la guitarra de Mario Castelnuovo-Tedesco, interpretada por Catherine Liolios, Una pequeña relajación para un texto duro, como el futuro incierto
Acabo con la versión dulce del dúo Chez Luna (Ismael Sánchez y Viki Luna), que la grabaron para el disco Platero y Nosotros (noveno corte).
Buen miércoles