Río de cristal dormido,
y encantado; dulce valle,
dulces riberas de álamos
blancos y de verdes sauces.
-El valle tiene un ensueño
y un corazón; sueña y sabe
dar con su sueño un son lánguido
de flautas y de cantares-.
Río encantado; las ramas
soñolientas de los sauces,
en los remansos caídos,
besan los claros cristales.
Y el cielo es plácido y blando,
un cielo bajo y flotante,
que con su bruma de plata
acaricia ondas y árboles.
-Mi corazón ha soñado
con la ribera y el valle,
y ha llegado hasta la orilla
serena, para embarcarse;
pero, al pasar por la senda,
lloró de amor, con un aire
viejo, que estaba cantando
no sé quién, por otro valle-.
Juan Ramón Jiménez Áreas Tristes (1903)
Este poema pertenece al primer gran libro de Juan Ramón Jiménez, Áreas Tristes, publicado después de un ingreso del poeta por una depresión tras la muerte de su padre, El libro se compone de varias colecciones de poemas Áreas Otoñales, Nocturnos, Recuerdos Sentimentales. Este poema refleja como pocos la nostalgia, algo muy otoñal, la música la realiza un músico navarro, Fernando Peña, creo que de la Ribera (Castejón) que lo graba con el título de “Rio de Cristal”
Me despido con el poema que inaugura el libro, con una inspiración becqueriana evidente, que sirve de contraste para ver la evolución creativa de este gran poeta
Yo me moriré, y la noche
triste, serena y callada,
dormirá el mundo a los rayos
de su luna solitaria.
Mi cuerpo estará amarillo,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien solloce
cerca de mi negra caja,
o quien me dé un largo beso
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche
sollozando en la ventana.
La música de John Williams (la lista de Schindler) me parece que le pega bastante- Buen martes
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