La Noche
Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la conciencia con sus estrellas.
Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.
Tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.
Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas
Sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.
Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre.
Alguna vez volveremos a ser.
Alejandra Pizarnik: «Las aventuras perdidas» – 1958
Recogido en: Alejandra Pizarnik- Poesía completa. Ed Lumen 2000
Alejandra Pizarrik, fue una poeta argentina que vivió poco y rápido (1936 – 1972), suicidándose en un proceso depresivo, Alejandra fue quizá una eterna extranjera, como Medea, de la que hablaba el domingo, me parece adecuado recordar sus versos llenos de melancolía y algo de surrealismo, Pese a su juventud dejó una extensa obra literaria, versos, prosa y teatro.
El pasado año la cantante chilena Florencia Lira le dedicó un disco con siete temas basados en sus poemas y en composiciones propias, Os dejo con este SENTIDO DE SU AUSENCIA, que ella titula “Memoria”
Si yo me atrevo
a mirar y a decir
es por su sombra
unida tan suave
a mi nombre
allá lejos
en la lluvia
en mi memoria
por su rostro
que ardiendo en mi poema
dispersa hermosamente
un perfume
a amado rostro desaparecido
Alejandra posiblemente no fuera de este mundo simplemente quiso vivir a su manera, pero la enfermedad la supero, os dejo con este fragmento de una carta a Leon Ostrov durante su estancia parisina
Simplemente, no soy de este mundo…Yo habito con frenesí la luna…No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva… No puedo pensar en las cosas concretas; no me interesan… Yo no sé hablar como todos. Mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie… ¿qué haré cuando me sumerja en mis mundos fantásticos y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera que hay un “saber volver”. Ni lo querré acaso.
Alejandra Pizarnik. Recuerdo de Alejandra por León Ostrov. Publicado en el Suplemento Cultural de la Nación en 1983. Incluido en el libro Cartas entre Alejandra Pizarnik y León Ostrov (París; 1960-1964). Edición de Andrea Ostrov.
Y por si tenéis curiosidad sobre la autora os recomiendo este breve documental sobre su historia
Despedida
Mata su luz un fuego abandonado.
Sube su canto un pájaro enamorado.
Tantas criaturas ávidas en mi silencio
y esta pequeña lluvia que me acompaña
Alejandra Pizarnik
Los últimos versos escritos por Alejandra en el pizarrín de su habitación del Sanatorio de Buenos Aires fueron
“no quiero ir
nada más
que hasta el fondo”
Sandra Mihanovich le dedica esta canción de Gabriel Fauré (Apres un reve) como despedida del programa que le dedicó hace unos años
Buen jueves
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