Cadáveres anónimos.
Ningún olvido los reúne,
Ningún recuerdo los separa...
Olvidados en la hierba invernal
Sobre la vía pública,
Entre dos largos relatos de bravura
Y sufrimiento.
"¡Yo soy la víctima!". "¡No, yo soy
la única víctima!". Ellos no replicaron:
"Una víctima no mata a otra.
Y en esta historia hay un asesino
Y una víctima". Eran niños,
Recogían la nieve de los cipreses de Cristo
Y jugaban con los ángeles porque tenían
La misma edad... huían de la escuela
Para escapar de las matemáticas
Y la antigua poesía heroica. En las barreras,
Jugaban con los soldados
Al juego inocente de la muerte.
No les decían: dejad los fusiles
Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre
A su madre cerca de la mañana,
Para que volemos con la mariposa
Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos
Para nuestras puertas. Eran niños,
Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja
Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos
De bravura y sufrimiento.
Luego escapaban con los ángeles pequeños
Hacia un cielo límpido.
Mahmud Darwish La ta´tadhir ´ammâ fa´alta (No pidas perdón) (2004).
Traduccion María Luisa Prieto
Hoy un poema duro escrito tras las masacres de Gaza, algo que parece no cesar, y es que la muerte además de indefectible es muy dura, sobre todo cuando se mezcla con la violencia
Acabo con otro poema de Darwish, Estado de Sitio del 2002, Muy largo y como el vídeo lo reproduce (junto a la música de John Williams de la banda sonora de La lista de Schindler, solo os dejo la última estrofa
Vosotros, los apostados en el umbral,
pasad, tomaos con nosotros un café árabe —
acaso os sintáis seres humanos como nosotros—.
Vosotros, los apostados en el umbral de las casas,
largaos de nuestras mañanas,
necesitamos creernos seres humanos como vosotros.
Buen miércoles, aunque hoy sea de tristeza