Una puerta abierta a la música, la poesía, las versiones y a la sonrisa, con muchas pinceladas de cine y bandas sonoras. En recuerdo y homenaje al antiguo microprograma "Fonocopias" de Radio Nacional de España Radio 5
Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.
Si muero que me dejen a solas.
El mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.
Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.
Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiece a arder,
Soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.
José Hierro. De:
«Quinta del 42′» – I «Los hombres y las horas» – 1952
Recogido en «José Hierro – Poesías completas (1947-2002)»
Ed. Colección Visor de Poesía 2009
José Hierro, nació en Madrid en
1922, pero con dos años se trasladó a Cantabria, donde vivió con su familia y
donde desarrolló gran unión con la ciudad de Santander, en el 2008, se realizó
una escultura en su recuerdo junto al mar. Esta es la versión recitada por el
autor
Os dejo de nuevo con la música de Johan Sebastian Bach,
concretamente con la suite nº 1 para cello, una de mis melodías favoritas, como
ya comenté en su día (https://fonocopiando.blogspot.com/2015/03/iris-azquinezer-azul-y-jade-2014-suites.html)
, interpretada por el mejor chelista vivo Yo-Yo Ma, que me parece que se
ajusta muy bien a los sentimientos del poema
Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante. Y luego
nada. El débil sol temblando sobre la seca superficie.
Terrible sobrevivir como conciencia, sepultada en tierra
oscura.
Luego todo se acaba: aquello que temías, ser un alma y no
poder hablar, termina abruptamente. La tierra rígida se inclina un poco, y lo
que tomé por aves se hunde como flechas en bajos arbustos.
Tú que no recuerdas el paso de otro mundo, te digo podría
volver a hablar: lo que vuelve del olvido vuelve para encontrar una voz:
del centro de mi vida brotó un fresco manantial, sombras
azules y profundas en celeste aguamarina.
Louise Glück. The Wild Iris 1992. Premio
Pullitzer Poesia 1993. Publicado en España en 2006 Ed. Pre-Textos
A la poeta Louise Glück, le ha sido concedido el premio
Nobel de Literatura de 2020. Poeta muy reconocida.Os dejo parte de la excelente reseña que hizo
de la autora y de este libro Pablo Fidalgo Lareo en la web http://www.poesiadigital.es/: “Louise
Glück pertenece a una generación de grandes poetas como son Sharon Olds, Jane
Kenyon o Jorie Graham. Con El iris salvaje ganó el Premio Pulitzer de
poesía en 1993. Glück nació en Nueva York en 1943 y es profesora de literatura
en la Universidad de Yale, … La poesía de Glück es construcción, luz sostenida
o contenida. Construye su lenguaje al mismo tiempo que construye un lugar en el
mundo, … Sabe que la poesía sirve para pedir, para gritar. El diálogo siempre
se corta, pero nos hace pensar en todas las respuestas. Glück enseña a hablar,
a mirar, a escuchar, nos enseña los errores y toda la tristeza que viene con
ellos. Se pregunta cuántos errores podemos soportar y nos muestra las
consecuencias, pero también que la tristeza se puede convertir, a través del
lenguaje, en alegría….”
Os dejo con el poema leído por la autora (en inglés)
Hear me out: that which you call death
I remember.
Overhead, noises, branches of the pine shifting.
Then nothing. The weak sun
flickered over the dry surface.
It is terrible to survive
as consciousness
buried in the dark earth.
Then it was over: that which you fear, being
a soul and unable
to speak, ending abruptly, the stiff earth
bending a little. And what I took to be
birds darting in low shrubs.
You who do not remember
passage from the other world
I tell you I could speak again: whatever
returns from oblivion returns
to find a voice:
from the center of my life came
a great fountain, deep blue
shadows on azure seawater.
Lo curioso del poema es que el que relata la historia es
el propio iris, es la planta la que reflexiona sobre la vida, y Louise Glück la
que la escucha y nos presenta sus reflexiones. Os dejo con un video con una
composición inspirada en el poema, por la violinista de Glasgow Bernardette
Kellermann