Una puerta abierta a la música, la poesía, las versiones y a la sonrisa, con muchas pinceladas de cine y bandas sonoras. En recuerdo y homenaje al antiguo microprograma "Fonocopias" de Radio Nacional de España Radio 5
¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora? ¿Qué miran los poetas andaluces de ahora? ¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?
Cantan con voz de hombre, ¿pero donde están los hombres? con ojos de hombre miran, ¿pero donde los hombres? con pecho de hombre sienten, ¿pero donde los hombres?
Cantan, y cuando cantan parece que están solos. Miran, y cuando miran parece que están solos. Sienten, y cuando sienten parecen que están solos.
¿Es que ya Andalucia se ha quedado sin nadie? ¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie? ¿Qué en los mares y campos andaluces no hay nadie?
¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta? ¿Quién mire al corazón sin muros del poeta? ¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?
Cantad alto. Oireis que oyen otros oidos. Mirad alto. Veréis que miran otros ojos. Latid alto. Sabreis que palpita otra sangre.
No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo. encerrado. su canto asciende a más profundo cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.
Rafael Alberti: Baladas y canciones del Paraná (1954)
Cumplo uno de los propósitos del pasado lunes, cuando hablaba de los grandes éxitos de Aguaviva. Este tema de su primer LP "Cada vez más cerca" era el penúltimo corte de la cara B, y sonaba impactante a finales de los sesenta
Rosa León junto a Rafael Alberti, graban esta versión en su disco de 1989, "Paloma desesperada" (décimo octava pista)
Acabo con la versión de Aguaviva y Los Lobos, juntos en un recital en la Universidad Complutense de Madrid de 2018 comienzan cantando "Vientos del Pueblo" tema de Los Lobos y siguen con Poetas Andaluces, una gozada, al menos para mí
Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo tirando todo al fuego: poemas incompletos, pagarés no pagados, cartas de amigos muertos, fotografías, besos guardados en un libro, renuncio al peso muerto de mi terco pasado, soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego, y así atizo las llamas, y salto la fogata, y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento, ¿no es la felicidad lo que me exalta?
Cuando salgo a la calle silbando alegremente -el pitillo en los labios, el alma disponible- y les hablo a los niños o me voy con las nubes, mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando, las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos desnudos y morenos, sus ojos asombrados, y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando, salpican la alegría que así tiembla reciente, ¿no es la felicidad lo que se siente?
Cuando llega un amigo, la casa está vacía, pero mi amada saca jamón, anchoas, queso, aceitunas, percebes, dos botellas de blanco, y yo asisto al milagro -sé que todo es fiado-, y no quiero pensar si podremos pagarlo; y cuando sin medida bebemos y charlamos, y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos, y lo somos quizá burlando así la muerte, ¿no es la felicidad lo que trasciende?
Cuando me he despertado, permanezco tendido con el balcón abierto. Y amanece: las aves trinan su algarabía pagana lindamente: y debo levantarme pero no me levanto; y veo, boca arriba, reflejada en el techo la ondulación del mar y el iris de su nácar, y sigo allí tendido, y nada importa nada, ¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo? ¿No es la felicidad lo que amanece?
Cuando voy al mercado, miro los abridores y, apretando los dientes, las redondas cerezas, los higos rezumantes, las ciruelas caídas del árbol de la vida, con pecado sin duda pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio, regateo, consigo por fin una rebaja, mas terminado el juego, pago el doble y es poco, y abre la vendedora sus ojos asombrados, ¿no es la felicidad lo que allí brota?
Cuando puedo decir: el día ha terminado. Y con el día digo su trajín, su comercio, la busca del dinero, la lucha de los muertos. Y cuando así cansado, manchado, llego a casa, me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos, y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi, y la música reina, vuelvo a sentirme limpio, sencillamente limpio y pese a todo, indemne, ¿no es la felicidad lo que me envuelve?
Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice: «Estaba justamente pensando en ir a verte». Y hablamos largamente, no de mis sinsabores, pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme, sino de cómo van las cosas en Jordania, de un libro de Neruda, de su sastre, del viento, y al marcharme me siento consolado y tranquilo, ¿no es la felicidad lo que me vence?
Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; pasar por un camino que huele a madreselvas; beber con un amigo; charlar o bien callarse; sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha, ¿no es esto ser feliz pese a la muerte? Vencido y traicionado, ver casi con cinismo que no pueden quitarme nada más y que aún vivo, ¿no es la felicidad que no se vende?
En este libro con el que Gabriel Celaya, obtiene el Premio de la Crítica, es el año de su ruptura con el pasado de reinventarse trasladarse a vivir al madrileño barrio de Prosperidad, y comprobar que la felicidad es el vivir consecuentemente en cada instante, y por supuesto apoyado en su compañera Amparo
No hay versiones musicadas de este poema por lo que siguiendo el poema de Celaya, os dejo con la que quizá sea la pieza mas conocida de Kachaturian, la danza del sable
Entreacto es el vigésimo libro de Gabriel Celaya. Víctor Manuel lo graba en 1975 en su LP "Cómicos" (quinta pista de la cara A), un disco que se enmarca en el curso de una huelga de actores en toda España. Víctor Manuel en apoyo a ese gremio saca un álbum de urgencia, titulado "Cómicos", que será el último trabajo del asturiano para el sello Philips con el que venía colaborando desde 1970.
En 1976, el grupo Los Lobos, nacido en Madrid, por universitarios a principios der los sesenta siguiendo el ejemplo de Aguaviva, saca su LP "Y todavía respiramos", que comienza con esta versión del poema de Celaya
La ciudad es de goma lisa y negra, pero con boquetes de olor a vaquería, y almacenes de grano, y a madera mojada, y a guarnicionería, y a achicoria, y a esparto.
Hay chirridos que muerden, hay ruidos inhumanos, hay bruscos bocinazos que deshinchan mi absurdo corazón hipertrofiado.
Yo me alquilo por horas; río y lloro con todos - pero escribiría un poema perfecto si no fuera indecente hacerlo en estos tiempos.
Tras un periplo americano, vuelvo a casa con poemas de Gabriel Celaya, para pasar la semana. Tranquilamente hablando es su cuarto libro publicado, el tercero de ese año 1947
Corría el año 1971, hace ya tiempo, y el grupo Aguaviva sacaba su tercer LP Apocalipsis, Aguaviva fu ideado por José Antonio Muñoz y Manolo Díaz, y estuvieron en activo toda la década de los setenta, representando en grupos, lo que supusieron, en la canción protesta de la época, (ideología, estética, etc.), los cantautores de la época.
Pusieron música a diversos poetas de la denominada poesía social, alcanzando bastante éxito con un estilo en que se mantenían, siempre, párrafos recitados que se acompañaban de partes y, sobre todo, estribillos a coro. En el vivo recuerdo, además de Aviso, están: Poetas andaluces, (tema propio y su mayor éxito), Creemos el hombre nuevo de Rafael Alberti, Me queda la palabra de Blas de Otero y Cuentos de León Felipe. Del segundo y tercero no he hablado, por lo que habrá que corregirlo las semanas próximas. La música y la poesía es una buena combinación
En las arenas bailan los remolinos, el sol juega en el brillo del pedregal, y prendido a la magia de los caminos, el arriero va, el arriero va. Es bandera de niebla su poncho al viento, lo saludan las flautas del pajonal, y animando la tropa por esos cerros, el arriero va, el arriero va. Las penas y las vaquitas se van por la misma senda. Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas. Un degüello de soles muestra la tarde, se han dormido las luces del pedregal, y animando la tropa, dale que dale, el arriero va, el arriero va. Amalaya la noche traiga un recuerdo que haga menos peso mi soledad. Como sombra en la sombra por esos cerros, el arriero va, el arriero va. Atahualpa Yupanki & Pablo del Cerro (Nenette -Antonietta Paule Pepin Fitzpatrick-) 1944
Ya que estábamos por Argentina, se me ocurre recordar este tema del gran "Don Ata", que ha sido un himno de protesta durante estos ochenta años.
Dos curiosidades previas, como podéis haber leído, la autoría de la canción está firmada por la segunda esposa de Atahualpa Yupanki (con quien se mantuvo desde 1942 hasta su fallecimiento en 1990, don Ata la sobrevivió dos años mas) Nenentte, pianista clásica de formación que firmaba sus obras con el pseudónimo de Pablo del Cerro, Al igual que en muchas de sus contemporáneas, no estaba bien visto que las mujeres realizaran tareas creativas, mas allá de las "labores propias del hogar"
La segunda curiosidad es que el vaquero, de la canción existió realmente. En los cerros de Anta, provincia de Salta. Allí, ante la pregunta sobre cómo iba su vida, el arriero Antonio Fernández respondió: “Aquí me ven. Ajenas culpas pagando, ajenas vacas arriando”. Atahualpa tomó nota en su libreta de viaje, varió levemente aquellas palabras y con eso compuso este estribillo “Las penas y las vaquitas / se van por la misma senda./ Las penas son de nosotros, /las vaquitas son ajenas.”. Es interesante lo que escribe Carlos Jesús Maita en su blog
Y tras esta disertación, pasamos a las versiones de este tema, más de veinte y mayoritariamente argentinas. Atahulpa Yupanki, la grabó por primera vez en 1944, en un disco de 78 rpm con “El arriero va” de un lado y " A orillas del Yi” en el otro..
La siguientes versión que conozco es la de Calchaleros de 1954, pero por no ser demasiado extenso, continuo hasta la tercera, ya en 1967, de la mano del inolvidable Alberto Cortez, es la primera version que aparece en mis recuerdos
La próxima versión, es la que realizó en 1968 Rosa María Lobo, conocida en ese tiempo como Maya, mujer asturiana que ha tenido una vida muy complicada viviendo en la actualidad entre Murcia y Alicante, pero recordada y apoyada en su tierra natal. Maya, ganó en 1963 el concurso televisivo de "Salto a la fama" y en 1968 participó junto a Julio Iglesias en el Festival de Benidorm, grabando su primer LP dedicado a Atahualpa Yupanki. Así sonaba
Al año siguiente, 1969 la grabó el grupo Mocedades en su primer disco llamado como el grupo, en el vídeo los podéis ver en un directo en la televisión italiana
La canción revive, a partiur de 1993, con la grabación que realiza el grupo de rock argentino Divididos, en su tercer trabajo, "La era de la boludez", cuya tercera pista El arriero, transforma el original de don Ata en una especie de blues hendrixiano con una gran interpretación de Ricardo Mollo. Esta es su versión
¿Saben saben lo que hizo El famoso mono liso? A la orilla de una zanja Cazó viva una naranja ¡Qué coraje, qué valor! Aunque se olvidó el cuchillo En el dulce de membrillo La cazó con tenedor
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor
A la hora de la cena La naranja le dio pena Fue tan bueno mono liso Que de postre no la quiso El valiente cazador Ordenó a su comitiva Que se la guardaran viva En el refrigerador
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor
Mono liso en la cocina Con una paciencia china La domaba día a día La naranja no aprendía Mono liso con rigor Al fin la empujó un poquito Y dio su primer pasito La naranja sin error
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor
La naranja, mono liso La mostraba por el piso Otras veces, de visita La llevaba en su jaulita Pero un día entró un ladrón Se imaginan lo que hizo El valiente mono liso dijo Ay, qué papelón
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor
A la corte del rey momo Fue a quejarse por el robo Mentiroso, el rey promete Que la tiene el gran bonete Porque sí, con frenesí De repente dice el mono Allí está detrás del trono La naranja que perdí
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor
Más la reina dice ojo Que yo tengo mucho antojo De comer una ensalada De naranja marinada Mono liso contestó Comerá cuando usted quiera Tres sandías y una pera Pero mi naranja no
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor
Y la reina sin permiso Del valiente mono liso Escondió en una sopera La naranja paseandera Mono liso la salvó Pero a fuerza de tapioca La naranja estaba loca Y este cuento se acabó
La naranja se pasea De la sala al comedor No me tires con cuchillo Tírame con tenedor María Elena Walsh, grabado por primera vez en 1962 junto a Leda Valladares en el la obra de teatro Doña Disparate y Bambuco (EP) https://youtu.be/G2npwktiFS4
Acabo la semana con otra canción aparentemente banal, pero solo aparentemente, pues esta canción fue prohibida por la Dictadura Argentina en 1978 además se le consideró un tema impropio, porque habla de una naranja excéntrica que quería vivir en libertad, Hernan Firpo escribio en el Clarin de 30 octubre de 2023, en un buen artículo en relación con esta canción que "De acuerdo con Jorge Rafael Videla y su gente, el acto
de censurar servía para "evitar cualquier lavado de cerebro, confusiones
a nuestra juventud y desapegos a nuestros valores tradicionales”. Desde
el rock al llamado Nuevo Cancionero del Folclore, la dictadura militar y la censura tuvieron una relación muy dinámica con la música" (https://www.clarin.com/espectaculos/twist-mono-liso-60-anos-clasico-maria-elena-walsh-insolitamente-censurado_0_V5njUzIE00.html?srsltid=AfmBOoogWNcohdQPkFI0Dss9-Hc2zrV7ASc6DYrNm2kp6ctdXLkJhNs5)
He elegido la segunda versión que graba María Elena Walsh en solitario en 1963 en su disco "Canciones para mi", por tener mejor registro sonoro
Acabo con la versión, a ritmo de jazz, de Elena Roger y Escalandrum, de su álbum del 2020 "El reino del revés"