Dime que dices mar
¡Dime qué dices, mar, qué dices, dime!
Pero no me lo digas; tus cantares
son, con el coro de tus varios mares,
una voz sola que cantando gime.
Ese mero gemido nos redime
de la letra fatal, y sus pesares,
bajo el oleaje de nuestros azares,
el secreto secreto nos oprime.
La sinrazón de nuestra suerte abona,
calla la culpa y danos el castigo;
la vida al que nació no le perdona;
de esta enorme injusticia sé testigo,
que así mi canto con tu canto entona,
y no me digas lo que no te digo.
Miguel de Unamuno De Fuerteventura a Paris (Soneto XXIII) (1925)
Miguel de Unamuno escribió en su destierro canario esta colección de sonetos. Unamuno salmantino de adopción, aunque bilbaino de nacimiento, ya que fue nombrado rector de la Universidad de Salamanca por primera vez en el año 1900, persona que acostumbraba a decir o que pensaba, por sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera, hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero él se exilia voluntariamente a Francia; primero a París y luego a Hendaya, volviendo a Salamanca tras la caída de Primo de Rivera en 1930. En el 2011, Zafra Folk, graba un disco dedicado a Miguel de Unamuno, donde ponen música a estos sonetos de confinamiento y destierro
Buen martes