Una puerta abierta a la música, la poesía, las versiones y a la sonrisa, con muchas pinceladas de cine y bandas sonoras. En recuerdo y homenaje al antiguo microprograma "Fonocopias" de Radio Nacional de España Radio 5
Ninghe, ninghe, ninghe,
tan chiquito,
el negrito
que no quiere dormir.
Cabeza de coco,
grano de café,
con lindas motitas
con ojos grandotes
como dos ventanas
que miran al mar.
Cierra esos ojitos
negrito asustado
el mandinga blanco
te puede comer.
Ya no eres esclavo!
y si duermes mucho,
el señó de casa
promete comprar
traje con botones
para ser un groom.
Ninghe, ninghe, ninghe,
duérmete negrito
cabeza de coco,
grano de café.
Ildefonso Pereda Valdés: Raza Negra (1929)
Ildefonso Pereda es
un escritor urugüayo, nacido en los estertores del XIX (1899) y que falleció en
Montevideo en 1996, Una de sus principales contribuciones fue la de iniciar e
impulsar la «cruzada negra» en Uruguay que fomentó el estudio y difusión de la
cultura y tradiciones afrouruguayas, Este poema que apareció por primera vez en
el periódico negro La Vanguardia, de Montevideo en 1929. Fue musicalizado por el músico catalán Xavier Montsalvatge
en su obra para voz e piano Cinco canciones negras, en el año
1945, comienzo con una version con Victoria de los Angeles como soprano en 1962
(Cinco canciones negras). Comienzo con una versión remasterizada de esa
grabación
Hay muchas versiones dentro de la música clásica pero
también de música mas “popular” La siguiente propuesta es con mi admirada Cristina
Pato (aquí en su vertiente como pianista de la que es una buena profesional
aunque mi admiración como gaiteira sea mayor) que con Patrice Jegou lo graba en
su disco “From Russia to Brazil: Spanish and Latin American songs for voice and
piano” del año 2006 (Pista 10)
Y acabo con otra gran voz, la de Teresa Berganza, con
Feliz Lavilla al piano en Aix-en-Provence en 1964, realmente magistral. Se puede oir en el disco "Canciones Españolas"
Dicen que no hablan las plantas, ni las
fuentes, ni los pájaros
Dicen que no hablan las plantas, ni
las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros:
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman: —Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha;
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños;
sin ellos, ¿cómo admiraros, ni cómo vivir sin ellos?
Rosalía de Castro: En las orillas del Sar (1884)
Precioso poema que creo no necesita más introducción, os
dejo con el recitado de Aitana Sánchez Gijón
La version musical de este poema la realizaron “Los Tamara”
que lo grabaron por primera vez, con el nombre “El loco soñador”, de su
disco: Miña Galicia verde (Cara A, sexto tema), yo he elegido su quinta grabación
en el año 2012 con el disco “Agora e Sempre”, en el que participa con
ellos en este tema la cantante Yolanda Vázquez
Ya que hablamos de Los Tamara, creo merecen dedicarles un
poco de tiempo, comenzaron su carrera a finales de los cincuenta y su nombre es
la denominación antigua del río Tambre (Tamara), grabaron su primer disco en
Francia en 1962 y en España en 1964, donde incluyeron el primer tema cantado en
gallego en el ámbito de la música pop (Galicia, Terra Nosa), quizá su mayor
éxito fue el tema “A Santiago voy” de 1967
Pero hicieron grandes versiones de música francesa, griega,
italiana y americana, sirva de ejemplo el otro tema de ese disco de 1967 “Soy
Feliz”, una gran versión del “I Got you (I feel Good) de James Brown, con el
que os dejo
Es de vidrio la mujer;
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser.
Y es más fácil el quebrarse,
y no es cordura ponerse
a peligro de romperse
lo que no puede soldarse.
Y en esta opinión estén
todos, y en razón la fundo;
que si hay Dánaes en el mundo,
hay lluvias de oro también.
Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha (I,33)
(1605)
En tiempos de no entender vuelvo a repasar el libro de
Cervantes, para encontrar al menos algo de cordura, el poema de hoy aparece en
el primer libro, cuando Don Quijote, Sancho, el cura y el barbero asisten en
una venta a la lectura de la novela "El curioso impertinente", en
ella se encuentra este poema, musicado por Espliego en el 2005 (séptima canción
del disco “Nunca fuera caballero”)
La chica que canta es Maite Dono, poeta, cantante y actriz,
que en el 2013 publica un disco “Corazón de Brief” cuya última canción es “A
Fonte do Arano” que aen 1977 escribe y toca el músico “Emilio Cao”, Suena así
en la voz de Maite Dono
Llevaba en la cabeza
Una Lechera el cántaro al mercado
Con aquella presteza,
Aquel aire sencillo, aquel agrado,
Que va diciendo a todo el que lo advierte
«¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»
Porque no apetecía
Más compañía que su pensamiento,
Que alegre la ofrecía
Inocentes ideas de contento,
Marchaba sola la feliz Lechera,
Y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
En limpio me dará tanto dinero,
Y con esta partida
Un canasto de huevos comprar quiero,
Para sacar cien pollos, que al estío
Me rodeen cantando el pío, pío.
Del importe logrado
De tanto pollo mercaré un cochino;
Con bellota, salvado,
Berza, castaña engordará sin tino,
Tanto, que puede ser que yo consiga
Ver cómo se le arrastra la barriga.
Llevarélo al mercado,
Sacaré de él sin duda buen dinero;
Compraré de contado
Una robusta vaca y un ternero,
Que salte y corra toda la campaña,
Hasta el monte cercano a la cabaña.»
Con este pensamiento
Enajenada, brinca de manera,
Que a su salto violento
El cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
Huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría
No sea que saltando de contento,
Al contemplar dichosa tu mudanza,
Quiebre su cantando la esperanza.
No seas ambiciosa
De mejor o más próspera fortuna,
Que vivirás ansiosa
Sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro;
Mira que ni el presente está seguro.
Félix María Samaniego: “Fábulas morales” (1782)
Félix María de Samaniego es conocido especialmente por
sus fábulas. Temido en su época por su sátira mordaz contra políticos y
religiosos, por lo que fue perseguido por la Inquisición. Sus fábulas son menos
“ingenuas” que las de Esopo y están llenas de críticas “escondidas” a
personajes conocidos y a costumbres de la época. Hoy sin embargo os traigo una
fábula que es una versión de la clásica fábula de “La Lechera” de Esopo. Os
dejo con una versión recitada
Sólo conozco la versión musicada de Paco Ibáñez, que
pertenece al disco con el que os bombardeé la pasada semana “A flor de tiempo”
de 1978 (octavo tema)
Como os comentaba hay otras dos versiones de este tema,
la de Esopo y una segunda de Don Juan Manuel, que aparece en “El Conde Lucanor”,
concretamente el séptimo cuento del libro, titulado “Lo que le sucedió a una mujer
que se llamaba Doña Truhana”. Os dejo con ambas versiones, la de Esopo en texto
LA LECHERA
Una lechera llevaba en la cabeza un
cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta.
«Como esta leche es muy buena», se decía,
«dará mucha nata. Batiré muy bien la nata hasta que se convierta en una mantequilla
blanca y sabrosa, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero, me
compraré un canasto de huevos y, en cuatro días, tendré la granja llena de
pollitos, que se pasarán el verano piando en el corral. Cuando empiecen a
crecer, los venderé a buen precio, y con el dinero que saque me compraré un
vestido nuevo de color verde, con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura.
Cuando lo vean, todas las chicas del pueblo se morirán de envidia. Me lo pondré
el día de la fiesta mayor, y seguro que el hijo del molinero querrá bailar
conmigo al verme tan guapa. Pero no voy a decirle que sí de buenas a primeras.
Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la
cabeza. Eso es, le diré que no: ¡así!
La lechera comenzó a menear la cabeza para
decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo, y la tierra se tiñó de
blanco. Así que la lechera se quedó sin nada: sin vestido, sin pollitos, sin
huevos, sin mantequilla, sin nata y, sobre todo, sin leche: sin la blanca leche
que le había incitado a soñar».
Y la de Don Juan Manuel y el Conde Lucanor en video