Buscar en este blog

23 de noviembre de 2020

Blue Monk. Banda Sonora El Jilguero (The Goldfinch). Thelonious Monk, Bill Evans Abby Lincoln & Jessye Norman

 

Ayer un amigo me mandó el cuadro de “El jilguero” de Carel Fabritius del año 1654, y de paso nos recomendaba el libro de Donna Tart del mismo título que se ha considerado como el primer clásico del siglo XXI y que fue llevado al cine por John Crowley en el 2019

El libro cita una gran cantidad de canciones como recoge en su entrada “El Blog de Juan Carlos” (http://elblogdejcgc.blogspot.com/2015/08/el-canto-de-el-jilguero.html)

La película cuenta a su vez con una banda sonora realizada por Trevor Gureckis y muchas canciones clásicas como las que recoge Juan Carlos en su lista de Spotify y otras canciones más ligadas a la últimas dos décadas del pasado siglo, o música llamada Clásica (Brams, Bach, Beethoven,…), Como canción del día (ya que el domingo hablé de poesía hoy voy a hablar algo de música) he elegido un tema que me encanta de uno de los grandes del piano “Blue Monk”, creado por el genial Thelonious Monk. De este tema escribe en Tomajazz (https://www.tomajazz.com/web/?p=6145)  Adolphus van Tezing

Blue Monk”, es un simple blues en si bemol basado en líneas melódicas cromáticas que cambian su contexto a diversas partes de la armonía y del tiempo. Por si la idea no fuera lo suficientemente brillante o no estuviera lo suficientemente bien ejecutada, los acordes subyacentes también hacen de las suyas apareciendo, ausentándose, perdiendo notas y, fundamentalmente, ajustándose como un guante al discurso melódico.

Siempre se habla del blues, del blues de jazz y del blues de Charlie Parker. Hace tiempo que se debería acuñar otro concepto imprescindible: el blues de Monk.

Mejor es oírlo en una versión corta. El tema es de 1954

https://youtu.be/b1kO5KYGLts

 


En la película de “El Jilguero” el tema lo interpreta otro de los grandes pianistas Bill Evans en 1963

https://youtu.be/JKG2LzoQmKc

 


Hay más de doscientas versiones, algunas cantadas como las de Abby Lincoln de 1961,

https://youtu.be/PHAK9wdzyTg

 


Para ir acabando, sin ánimo de comparar y porque es una versión que mezcla el contexto íntegro de música, he elegido la de la gran voz de ópera de Jessye Norman del año 2009, una delicia

https://youtu.be/_qd0j6-r25w

 


No me resisto a poneros la versión larga del tema con un Thelonious Monk en directo, merece la pena escuchar los diez minutos y sentir como se desarrolla la melodía entre sus manos

https://youtu.be/lVBv-TzO8lU


Buena semana que se inicia

22 de noviembre de 2020

El viejo y el sol. Vicente Aleixandre. Besos Ines Fonseca

 


 El viejo y el sol

Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco,
en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía.
Yo pasaba por allí a aquellas horas y me detenía a observarle.
Era viejo y tenía la faz arrugada, apagados,
más que tristes, los ojos.
Se apoyaba en el tronco, y el sol se le acercaba primero,
le mordía suavemente los pies
y allí se quedaba unos momentos como acurrucado.
Después ascendía e iba sumergiéndole, anegándole,
tirando suavemente de él, unificándole en su dulce luz.
¡Oh el viejo vivir, el viejo quedar, cómo se desleía!
Toda la quemazón, la historia de la tristeza,
el resto de las arrugas, la miseria de la piel roída,
¡cómo iba lentamente limándose, deshaciéndose!
Como una roca que en el torrente devastador
se va dulcemente desmoronando,
rindiéndose a un amor sonorísimo, así, en aquel silencio,
el viejo se iba lentamente anulando, lentamente entregando.
Y yo veía el poderoso sol lentamente morderle
con mucho amor y adormirle para así poco a poco tomarle,
para así poquito a poco disolverle en su luz,
como una madre que a su niño
suavísimamente en su seno lo reinstalase.
Yo pasaba y lo veía.
Pero a veces no veía sino un sutilísimo resto.
Apenas un levísimo encaje del ser.
Lo que quedaba después que el viejo amoroso,
el viejo dulce, había pasado ya a ser la luz
y despaciosísimamente era arrastrado
en los rayos postreros del sol,
como tantas otras invisibles cosas del mundo.

Vicente Aleixandre. Historia del Corazón  1954

https://youtu.be/VRjf6LtFOss

 


El jueves al hablar del reciente premio Cervantes de este año, Francisco Brines, creo que dejé escrita su buena relación con Vicente Aleixandre, que al igual que hizo con todas las personas que pudo ayudó a lo largo de su vida.- Poeta poco reconocido internamente, pese a que le fuera otorgado el premio Nobel de Literatura en 1977. por distintas razones, quizá por su exilio interior o por sus características personales, lo cierto es que existen pocas versiones musicales de sus poemas, acabo con una versión musicada de uno de sus poemas del libro "Sombra del Paraiso" grabada por Inés Fonseca en su disco Generación del 27, publicado en el año 2007

https://youtu.be/PhPMJ5c020Q

 



Buen domingo

 


20 de noviembre de 2020

La libertad/ La Llibertad poema de Joan Margarit. Musicalizado por Sommeliers

 


 La Libertad / La Llibertad

La llibertat és la raó de viure,
dèiem, somniadors, d’estudiants.
És la raó dels vells, matisem ara,
la seva única esperança escèptica.

La llibertat és un estrany viatge.
Són les places de toros amb cadires
damunt la sorra en temps d’eleccions.
És el perill, de matinada, al metro,
són els diaris al final del dia.

La llibertat és fer l’amor als parcs.
La llibertat és quan comença l’alba
en un dia de vaga general.
És morir lliure. Són les guerres mèdiques.
Les paraules República i Civil.
Un rei sortint en tren cap a l’exili.
La llibertat és una llibreria.
Anar indocumentat. Són les cançons
de la guerra civil.
Una forma d’amor, la llibertat.

Joan Margarit 'Els primers freds. Poesia, 1975-1995',

https://youtu.be/eobRKC2ZtBg

 


Ya que estamos hablando esta semana de los Premios Cervantes de 2018 y 2020, me parece necesario recordar al ganador del Premio del año pasado 2019, también poeta, y además quizá mi poeta vivo preferido, Joan Margarit, que ha sido el primer escritor bilingüe premiado, y que quizá sirva para entender que la lengua es más un vínculo que nos puede unir que algo que irremediablemente nos separe, os dejo con el texto en español, recitado también por el poeta

https://youtu.be/Sk2Af5EZwDo

 


Este poema ha sido musicalizado por el quinteto de música “Sommeliers” (voz, violín, piano, clarinete y violonchelo), que mezcla la música con la música y en esta ocasión (su segundo disco “8am” ponen música a este poema de Joan Margarit. En su web se pueden escuchar sus dos discos íntegramente

https://youtu.be/oOqybZS85_g

 


El texto de la última estrofa “La libertad es una librería” ha sido utilizado por el Instituto Cervantes, para una campaña de apoyo a las librerías en estos tiempos convulsos de pandemia en relación con la imposibilidad de celebrar el Día del Libro el 23 de abril de 2020, insistiendo en la importancia de los libreros y libreras. Participaron muchos representantes de la cultura hispana, pero por eso de la importancia de reivindicar la diversidad cultural, os dejo con dos fragmentos el primero de la actriz Aitana Sánchez-Gijón

https://youtu.be/x_0Cfe7lW7Q

 


Y el segundo con las palabras de la Directora del Instituto Vasco Etxepare, dedicado a la promoción y difusión del euskera y la cultura vasca, Irene Larraza

https://youtu.be/8fky6fPzJNg

 


Acabo con otro poema de Joan Margarit, dedicado a las víctimas del Covid-19, y leído para la conmemoración del día del libro del presente año: De senectute

El amor de los jóvenes no piensa en el olvido.
Manda el futuro, aunque sólo brille,
al fondo del cerebro como un charco.
El dolor pone orden, suena como un aviso:
es la bocina del remolcador
que nos arrastra hasta salir del puerto.

Se pagan caros los intentos
de destruir el dolor, porque
también está el amor ahí.
La inteligencia es salvarlo todo.
Que nuestros ojos vigilantes
luzcan con esa espléndida
inutilidad. Nunca, sin el dolor,
podríamos haber amado así.

https://youtu.be/7e5IVrJB0kE

 


Buen fin de

 

19 de noviembre de 2020

La última costa. Francisco Brines Nuevo Premio Cervantes del año 2020.


La última costa

Había una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
Y más allá aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,
un gentío enlutado.

Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.
Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inmóvil, con flecos de humedad, flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
La niebla, aún más cerrada,
exigía partir. Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.
Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.
Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco
en el viaje aquel de todos a la niebla.

Francisco Brines La última costa Tusquets 1995

https://youtu.be/DizPlQ9gtSs

 


El pasado lunes concedieron el premio Cervantes a Francisco Brines, el último representante de la generación de los cincuenta, el único que no hizo poesía social, pero con una poesía refinada que oscila entre lo sensual y lo místico. Con una vida poco convencional y apartada de lo mundano La última costa es su último libro. Libro que se inicia con poemas de la infancia y termina con poemas de la vida vista desde el más allá.

Sin embargo su libro mas querido es “El otoño de las rosas”, que incluye el poema homónimo

Vives ya en la estación del tiempo rezagado:
lo has llamado el otoño de las rosas.
Aspíralas y enciéndete. Y escucha,
cuando el cielo se apague, el silencio del mundo.”

Un otoño que como en el atardecer de la vida se llena de momentos alegres en el recuerdo

https://youtu.be/Rwr6-zxvfU8


Acabo con esta frase de la entrevista de Francisco Brines en el 2002 recogida por Claudia Posadas en la revista Espéculo

“Si a la vida se le exige poco y se le agradece lo que nos da, se está en el camino de la felicidad. Creo que la madurez, que en mi caso ya es más que eso, posibilita esa instalación tan sabia y tan justa. Es como cuando uno mira atrás y se da cuenta que lo tiene todo; por ejemplo, recuerdo una tarde en que no sucedió nada, pero era feliz porque me sentía bien en el mundo. Estaba quizá con unas personas, leyendo, o escuchando música. Pero recuerdo ese momento con gran felicidad, y la memoria vuelve y vuelve y uno dice “pero si esto me lo da la vida todos los días”. Y uno recuerdo cómo le exigía otra cosa. Ahora me instalo en el campo, estoy con mi lectura, viendo la luz, en el atardecer de la vida, sintiendo como fluye porque tengo salud. Lo malo sería tener dolor. Se puede ser feliz con ese esplendor modesto que te da cada día, que no es el esplendor de un gran amor, por ejemplo. A mi edad me sobrecogería un gran amor, me produciría un trastorno que ya no podría superar, por lo tanto eso ya no lo espero. La vida me da cosas maravillosas, la amistad es un sentimiento hermoso; también está el amor a la naturaleza, que es uno de los aspectos en mi obra más positivos. En fin, hay muchas cosas que nos pueden dar una felicidad modesta”

En la lenta caída de la tarde, distantes ya
las horas del oro de la siesta,
la intimidad del campo hace feliz la vida;
va la tierra, con flores y con montes, a la orilla del mar,
y deliran los pájaros en la rosa de luz,
antes que sea el cielo el panal bullicioso
y callado de los astros
.

https://youtu.be/cMOHAcjlIWs


 

Buen jueves