(Estatua de Valle en el Paseo de Recoletos de Madrid)
Soneto para el Sr. Don Ramón María del Valle Inclán
Este gran don
Ramón, de las barbas de chivo,
cuya sonrisa es la flor de su figura.
parece un viejo dios, altanero y esquivo.
que se animase en la frialdad de su escultura.
El cobre de sus
ojos por instantes fulgura
y da una llama roja tras un ramo de olivo.
Tengo la sensación de que siento y que vivo
a su lado una vida más intensa y más dura.
Este gran don Ramón
de Valle-Inclán me inquieta.
y a través del zodiaco de mis versos actuales
se me esfuma en radiosas visiones del poeta,
o se me rompe en un
fracaso de cristales.
Yo le he visto arrancarse del pecho la saeta
que le lanzan los siete pecados capitales.
Rubén Darío
El jueves hablaba de Rubén Darío y hoy he recordado este soneto a Valle, con el que Cecilia abría póstumamente su disco de “Diálogos, vol 3”, publicado por el sello Rama-Lama en el 2013, un gran disco y una gran voz a los que sin duda volveré. Siguiendo hoy con la figura de Valle, os propongo otro poema laudatorio, esta vez realizado por Antonio Machado
A Don Ramón del Valle Inclán
Yo era en mis
sueños, don Ramón, viajero
del áspero camino, y tú, Caronte
de ojos de llama, el fúnebre barquero
de las revueltas aguas de Aqueronte.
Plúrima barba al pecho te caía.
(Yo quise ver tu manquedad en vano.)
Sobre la negra barca aparecía
tu verde senectud de dios pagano.
Habla, dijiste, y yo: cantar quisiera
loor de tu Don Juan y tu paisaje,
en esta hora de verdad sincera.
Porque faltó mi voz en tu homenaje,
permite que en la pálida ribera
te pague en áureo verso mi barcaje
Valle además de gran dramaturgo y narrador, también escribió poemas, como esta “Rosa Deshojada” que también cantó Cecilia
Rosa Deshojada
Alto y triste el
cielo,
viento tardecino,
campana, mochuelo
y luna en hocino...
¿Por qué de la vida?
¿Qué fin truje a ella?
¿Qué senda perdida
labré con mi huella?
¡Adiós ilusiones!
Ya logran mis años
las quietas razones
de los desengaños.
Perecen las glorias,
se apagan los días,
quedan por memorias
las cenizas frías.
De aquel ardimiento
ni aun ceniza queda,
se la lleva el viento,
viento y polvareda.
Viento entre las mieses,
croar de las ranas,
callados cipreses
y luces livianas.
Nocherniegas cruces,
nocherniega vía,
nocherniegas luces,
del último día.
Alto y triste el cielo,
viento tardecino,
campana, mochuelo
y luna en hocino...
Ramón María del Valle-Inclán: El
pasajero (1920)
Acabo con una disertación de El Brujo sobre Valle, que me ha resultado muy interesante
Buen domingo
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