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25 de junio de 2020

Igual que vosotros Blas de Otero, En recuerdo de Hilario Camacho


    Desesperadamente busco y busco
Un algo, que sé yo qué, misterioso,
Capaz de comprender esta agonía
Que me hiela, no sé con qué, los ojos.
    Desesperadamente, despertando
Sombras que yacen, muertos que conozco,
Simas de sueño, busco y busco un algo,
Qué se yo dónde, si supieseis cómo.
   A veces, me figuro que ya siento,
Que sé yo qué, que lo alzo y lo toco,
Que tiene corazón y que está vivo,
No sé en qué sangre o red, como un pez rojo.
    Desesperadamente, le retengo,
Cierro el puño, apretando el aire sólo…
Desesperadamente, sigo y sigo
Buscando, sin saber por qué, en lo hondo.
    He levantado piedras frías, faldas
Tibias, rosas azules, de otros tonos,
Y allí no había más que sombra y miedo,
No sé de qué, y un hueco silencioso.
    Alcé la frente al cielo: lo miré
Y me quedé, ¡Por qué, oh Dios!, dudoso:
Dudando entre quien sabe, si supiera
Qué sé yo qué, de nada ya y de todo.
    Desesperadamente, esa es la cosa.
Cada vez más sin causa y más absorto
Qué sé yo qué, sin qué, oh Dios, buscando
Lo mismo, igual, oh hombres, que vosotros.
Blas de Otero Igual que vosotros (fragmento)


En 1973 Hilario Camacho pone música a parte del poema de Blas de Otero en su disco “A pesar de todo” de 1972
No conozco más versiones de este poema así que continúo con la canción más conocida de ese disco. “Los cuatro luceros”


Coincidí con Hilario por casualidad en un grupo de teatro a mediados de los setenta, cinco o seis sesiones y un par de comidas y de happenings. A pesar de ser mayor (tenía nueve años más que yo y del resto del grupo) era divertido y ocurrente. Su vida acabó pronto, pero creo que intentó vivirla plenamente, Hasta le llegó un cierto éxito televisivo


Buen lunes

24 de junio de 2020

Romance del Conde Olinos (Mañanita de San Juan) Joaquín Díaz Leda y Maria, y mas

Romance del Conde Olinos (Mañanita de San Juan)
   Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo,
a las orillas del mar.
   Mientras el caballo bebe,
canta un hermoso cantar,
las aves que iban volando,
se paraban a escuchar.
   Bebe mi caballo bebe,
Dios te me libre de mal,
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.
   Desde las torres más altas,
la reina le oyó cantar,
mira hija como canta
la sirena de la mar.
    No es la sirenita madre
que esa tiene otro cantar,
que es la voz del conde Olinos
que por mí penando está.
   Si es la voz del conde Olinos,
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta la sangre real.
   No le mande matar madre,
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
a mí la muerte me da.
   Guardias mandaba la reina,
al conde Olinos buscar,
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
   La infantina con gran pena
no cesaba de llorar,
él murió a la media noche
ella a los gallos cantar.
   A ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
y a él como hijo de condes
cuatro pasos mas atrás.
   De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino albar,
crece el uno crece el otro,
los dos se van a juntar.
   La reina llena de envidia,
ambos los mandó cortar,
el galán que los cortaba
no dejaba de llorar.
   De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos se van a posar.
Anónimo


Es la mañana de San Juan y aunque este sea un romance triste, me parece que es el mejor día para escucharlo. Ha sonadoa la primera versión de Joaquín Díaz, en un directo de la televisión de hace cincuenta años
Pero la primera versión grabada es aún más antigua, de 1958, del disco grabado por Leda Valladares y María Elena Walsh “Canciones del tiempo de Maricastaña”, no sé el tiempo que hacía que no utilizaba esta palabra. Un precioso juego de voces y una gran versión


Caminamos rápido casi sesenta años, para llegar a una versión más actual de los vallisoletanos Alalumbre Folk, grabado en el Castillo de Fuensaldaña, a pocos kilómetros de Pucela


Acabo con una versión preciosa de otro grupo folk, en este caso andaluz, que hacen música flamenca medievalista; “Zalema Folk” con un vídeo grabado en la bella villa granadina de Baza


Buena mañana de San Juan para todos y Buen San Juan para los alicantinos, aunque este año no haya hogueras

23 de junio de 2020

Noche de San Juan. Milonga de dos hermanos Borges Jairo



MILONGA DE DOS HERMANOS
  Traiga cuentos la guitarra
de cuando el fierro brillaba,
cuentos de truco y de taba,
de cuadreras y de copas,
cuentos de la Costa Brava
y el Camino de las Tropas.
   Venga una historia de ayer
que apreciarán los más lerdos;
el destino no hace acuerdos
y nadie se lo reproche—
ya estoy viendo que esta noche
vienen del Sur los recuerdos.
  Velay, señores, la historia
de los hermanos Iberra,
hombres de amor y de guerra
y en el peligro primeros,
la flor de los cuchilleros
y ahora los tapa la tierra.
  Suelen al hombre perder
la soberbia o la codicia:
también el coraje envicia
a quien le da noche y día—
el que era menor debía
más muertes a la justicia.
  Cuando Juan Iberra vio
que el menor lo aventajaba,
la paciencia se le acaba
y le armó no sé qué lazo
le dio muerte de un balazo,
allá por la Costa Brava.
  Sin demora y sin apuro
lo fue tendiendo en la vía
para que el tren lo pisara.
El tren lo dejó sin cara,
que es lo que el mayor quería.
   Así de manera fiel
conté la historia hasta el fin;
es la historia de Caín
que sigue matando a Abel

Jorge Luis Borges. Para las seis cuerdas (1965).
 

En el año 1977 Jairo graba un disco “Jairo canta a Borges”, donde cantaba once poemas de Jorge Luis Borges, musicalizados por diferentes autores, Este era el octavo corte y fue musicalizado por Carlos Guastavino


Y como esta noche es la noche de San Juan, me despido con este poema del insigne Borges
“Noche de San Juan”
El poniente impecable en esplendores
quebró a filo de espada las distancias.
Suave como un sauzal está la noche.
Rojos chisporrotean
los remolinos de las bruscas hogueras;
leña sacrificada
que se desangra en altas llamaradas,
bandera viva y ciega travesura.
La sombra es apacible como una lejanía;
hoy las calles recuerdan
que fueron campo un día.
Toda la santa noche la soledad rezando
su rosario de estrellas desparramadas.

Jorge Luis Borges. Fervor de Buenos Aires (1923)

¡Buena noche aunque los trastos solo se puedan quemar virtualmente!