8 de mayo de 2024

El clérigo simple. Gonzalo de Berceo Milagros de la Virgen (IX). Alfonso X CSM 32 interpretada por Eduardo Paniagua. Ductia, Artefactum


El clérigo simple

Érase un simple clérigo que instrucción no tenía,
la misa de la Virgen todos los días decía,
no sabía decir otra, decía ésta cada día:
más la sabía por uso que por sabiduría.

Fue este misacantano al obispo acusado
de ser idiota, y ser mal clérigo probado
al Salve Sancta Parens tan sólo acostumbrado,
sin saber otra misa ese torpe embargado.

El obispo fue dura mente movido a saña;
decía: «De un sacerdote nunca oí tal hazaña».
Dijo: «Decid al hijo de la mala putaña
que ante mí se presente, no se excuse con maña».

Ante el obispo vino el preste pecador;
había con el gran miedo perdido su color;
no podía, de vergüenza, catar6 a su señor:
nunca pasó el mezquino por tan duro sudor.

El obispo le dijo «Preste, di la verdad
dime si como dicen es tal tu necedad».
El bueno hombre le dijo: «Señor, por caridad,
si dijese que no, diría falsedad».

El obispo le dijo: «Ya que no tienes ciencia
de cantar otras misas, ni sentido o potencia,
te prohíbo que cantes, y te doy por sentencia:
por el medio que puedas busca tu subsistencia».

El clérigo salió triste y desconsolado;
tenía gran vergüenza y daño muy granado.
Volviose a la Gloriosa lloroso y aquejado,
que le diese consejo, porque estaba aterrado.

La Madre pïadosa que nunca falleció
a quien de corazón a sus plantas cayó,
el ruego de su clérigo luego se lo escuchó,
sin ninguna tardanza luego lo socorrió.

La virgo Gloriosa que es Madre sin dicción,
apareció al obispo en seguida en visión;
díjole fuertes dichos, en un bravo sermón,
y descubriole en él todo su corazón.

Díjole embravecida: «Don obispo lozano,
contra mí, ¿por qué fuiste tan fuerte y tan villano?
Yo nunca te quité por el valor de un grano,
y tú a mi capellán me sacas de la mano.

porque a mí me cantaba la misa cada día
pensaste que caía en yerro de herejía,
lo tuviste por bestia y cabeza vacía,
quitástele la orden de la capellanía.

Si tú no le mandares decir la misa mía
como solía decirla, gran querella tendría,
y tú serás finado en el treinteno día:
¡ya verás lo que vale la saña de María!».


Fue con esta amenaza el obispo espantado,
y mandó luego enviar por el preste vedado;
le pidió su perdón por lo que había errado,
porque en su pleito fue duramente engañado.

Mandole que cantase como solía cantar
y que de la Gloriosa fuese siervo en su altar:
y si algo le menguase en vestir o en calzar,
él de lo suyo propio se lo mandaría dar.

Volviose el hombre bueno a su capellanía
y sirvió a la Gloriosa Madre Santa María;
en su oficio finó de fin cual yo quería,
y fue su alma a la gloria, tan dulce cofradía.

Aunque por largos años pudiésemos durar
e infinitos milagros escribir y rezar,
ni la décima parte podríamos contar
de los que por la Virgen Dios se digna mostrar.

Gonzalo de Berceo Milagros de la Virgen IX (1252)

https://youtu.be/fU8VNSvTBuw

 


Como comentaba el primer día la labor de Gonzalo de Berceo fué populariza y traducir al roman paldino, viejas historias latinas. La fuente del clérigo simple, es "De Presbytero qui non nisi beate Maria missam cantare sciebat"

Alfonso X, incluye esta histoira en sus Cántigas de Santa Maria, concretamente en la número 32, con un relato menos florido que el de Gonzalo de Berceo. Este es el texto de Alfonso X , según la edición de Elvira Fidalgo Francisco del 2022 (Traducción al castellano de las «Cantigas de Santa María» de Alfonso X el Sabio Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2022, 604 pp.
ISBN: 978-84-17422-89-9)

CSM 32 Esta es de cómo Santa María amenazó al obispo que excomulgó al clérigo porque no sabía decir otra misa más que la suya

Quien pudiese alabar, / como a ella le gustaría, / a la madre de quien / creó el mundo /
sería bien sensato.

Sobre esto, ahora os voy a contar un gran milagro / que Santa María, que por nosotros
reza, hizo / por uno que, aparte / de su misa, ninguna / otra oración / sabía decir, ni mal
ni bien. / Quien pudiese alabar
Por lo que, ante el obispo de aquel obispado / donde él vivía, fue acusado; / fue llamado
ante él, / que le preguntó / si era cierto / lo que había oído / sobre él; Respondió: «Así
es». / Quien pudiese alabar…
Cuando el obispo supo por él la verdad, / inmediatamente y sin piedad, le ordenó / que
la comunidad de su ciudad / dejase, pronto y sin altanería, / y que enseguida / se pusiese
en camino. / Quien pudiese alabar…
Aquella noche, el obispo vio a / Santa María con aspecto muy enojado / que le decía:
«Cambia / tan temeraria / decisión porque / gran locura / cometiste; así que / Quien
pudiese alabar…

Te digo y te ordeno que de esta obstinación / te apartes; y si no, en treinta días / hallarás
la muerte / e irás allí / donde el demonio tiene a los suyos / en sus dominios, / de donde
nadie vuelve. / Quien pudiese alabar…
El obispo se levantó muy de madrugada / y dio al clérigo doble sueldo. / «Y la misa
cantada, / por la que nos protege / mantén tal como / acostumbras -dijo- / porque así es
conveniente». / Quien pudiese alabar…

Y así la canta Eduardo Paniagua en su disco Cántigas de Flandes del 2009 (cuarta pista), donde interpreta varias cántigas de Alfonso X

https://youtu.be/WBv68wa30rI

 


Por acabar con mas alegría, os propongo un baile de la época, concretamente una ductia, como la ésta del siglo décimotercero, que incluyó el grupo de música Antigua Artefactum, en su álbum "De la taberna a la corte", del año 1996 (séptima pista)

https://youtu.be/wa0IN02qoJI



En el disco se incluye algún tema del Carmina Burana, y algunas cántigas a Santa María del libro del rey sabio. Ahora nos creamos superiores a los pobladores de hace ochocientos años,pero  igual tendríamos cosas que aprender (o no olvidar) de lo que ellos sabían

Buen día 


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