El payador
Yo soy la nube lejana
(Vega en su canto decía)
Que con la noche sombría
Huye al venir la mañana;
Soy la luz que en tu ventana
Filtra en manojos la luna:
La que de niña en la cuna
Abrió tus ojos risueños:
La que dibuja tus sueños
En la desierta laguna.
(OBLIGADO)*
El sol en el ocaso descendía
Y el campo se poblaba de rumores,
De esos rumores de la tarde fría
Tan llenos de tristezas y dolores.
<<Una nueva canción, payador mío>>,
Le dijo la morocha encantadora,
<<Una canción de amor, que tengo frío,
Entona con tu voz de ave que llora>>.
<<No cantaré el amor, muero de pena>>,
Respondió el payador;
<<Cantaré una canción dulce y serena
Como un débil rumor>>;
Y empezó el payador de faz sombría
Un canto de una intensa melodía.
<<Soy un pájaro sin nido,
Un pobre pájaro errante
Que en una rama distante
Exhala un triste gemido.
En la espesura escondido
Paso las horas trinando
Y entre mis himnos llorando
Por un secreto dolor,
Yo no soy un payador,
Soy un ser que vive amando.
<<Soy una flor desprendida
Que arrebata el huracán,
Mariposa que en su afán
Volando pasa la vida,
Sombra de un alma perdida
Por las montañas yo vago
Y me detengo en el lago,
Donde una náyade hermosa
Con un arpa misteriosa
Me enseña un canto muy vago.
<<Soy el rayo de una estrella
Que parpadea de amor;
Soy el trémulo fulgor
Con que en el aire destella,
Una tímida centella
Que se pierde en la espesura;
Soy el dios de la amargura,
Soy el tumbo que en las olas,
Con las tormentas a solas
Va del mar en la negrura.
<<Yo soy el cisne amoroso
Que se oculta en la laguna,
Soy un rayo de la luna
Que da un beso tembloroso
A un sepulcro misterioso
Donde una virgen descansa;
Soy un ser sin esperanza,
Un sonámbulo de amor,
Que pálido de dolor
No halla a sus penas templanza.
<<¿Cuál es mi origen? No sé.
¿Soy el hijo de una ondina?
¿Fue mi madre golondrina
O estrella del cielo fue?
Eso nunca lo sabré.
Yo sólo de mí he sabido
Que en una gruta he nacido
Al fulgurar de la luna,
Que fue de ramas mi cuna,
Como es de ramas el nido.
<<Que la cuidaron las hadas,
Que sus mágicos olores
Allí exhalaban las flores
Junto a ella entrelazadas,
Que sus melifluas baladas
El pajarillo rastrero
Entonaba en el otero,
Del cual mi cuna pendía,
Que allí un arroyo corría
Y la mecía el pampero.
<<Que en mi pobre alma dolida
Ya no queda una ilusión,
Que cuando en mi corazón
Busco una flor escondida,
La encuentro mustia y sin vida;
Que ya no tengo remedio
Que no hayo en la vida medio
Para olvidar mi pesar,
Que ya sólo se llorar
Y todo me causa tedio>>
No dijo más el pobre payador,
Las lágrimas corrieron por sus ojos,
Y de sus labios rojos
Como un dulce rumor
Brotó un gemido largo de dolor.
Tras de la sierra apareció la luna,
El rudo vendaval sopló rizando
Las ondas al pasar por la laguna
Cual si fuera gimiendo y suspirando.
Y al pálido fulgor
Que el astro de la noche derramaba
Viose en la pampa muerto al payador;
Bajo un ombú tendido se encontraba
Y junto a él su morocha sollozaba.
Vicente Huidobro: Ecos del alma (1912)
(Vega en su canto decía)
Que con la noche sombría
Huye al venir la mañana;
Soy la luz que en tu ventana
Filtra en manojos la luna:
La que de niña en la cuna
Abrió tus ojos risueños:
La que dibuja tus sueños
En la desierta laguna.
(OBLIGADO)*
El sol en el ocaso descendía
Y el campo se poblaba de rumores,
De esos rumores de la tarde fría
Tan llenos de tristezas y dolores.
<<Una nueva canción, payador mío>>,
Le dijo la morocha encantadora,
<<Una canción de amor, que tengo frío,
Entona con tu voz de ave que llora>>.
<<No cantaré el amor, muero de pena>>,
Respondió el payador;
<<Cantaré una canción dulce y serena
Como un débil rumor>>;
Y empezó el payador de faz sombría
Un canto de una intensa melodía.
<<Soy un pájaro sin nido,
Un pobre pájaro errante
Que en una rama distante
Exhala un triste gemido.
En la espesura escondido
Paso las horas trinando
Y entre mis himnos llorando
Por un secreto dolor,
Yo no soy un payador,
Soy un ser que vive amando.
<<Soy una flor desprendida
Que arrebata el huracán,
Mariposa que en su afán
Volando pasa la vida,
Sombra de un alma perdida
Por las montañas yo vago
Y me detengo en el lago,
Donde una náyade hermosa
Con un arpa misteriosa
Me enseña un canto muy vago.
<<Soy el rayo de una estrella
Que parpadea de amor;
Soy el trémulo fulgor
Con que en el aire destella,
Una tímida centella
Que se pierde en la espesura;
Soy el dios de la amargura,
Soy el tumbo que en las olas,
Con las tormentas a solas
Va del mar en la negrura.
<<Yo soy el cisne amoroso
Que se oculta en la laguna,
Soy un rayo de la luna
Que da un beso tembloroso
A un sepulcro misterioso
Donde una virgen descansa;
Soy un ser sin esperanza,
Un sonámbulo de amor,
Que pálido de dolor
No halla a sus penas templanza.
<<¿Cuál es mi origen? No sé.
¿Soy el hijo de una ondina?
¿Fue mi madre golondrina
O estrella del cielo fue?
Eso nunca lo sabré.
Yo sólo de mí he sabido
Que en una gruta he nacido
Al fulgurar de la luna,
Que fue de ramas mi cuna,
Como es de ramas el nido.
<<Que la cuidaron las hadas,
Que sus mágicos olores
Allí exhalaban las flores
Junto a ella entrelazadas,
Que sus melifluas baladas
El pajarillo rastrero
Entonaba en el otero,
Del cual mi cuna pendía,
Que allí un arroyo corría
Y la mecía el pampero.
<<Que en mi pobre alma dolida
Ya no queda una ilusión,
Que cuando en mi corazón
Busco una flor escondida,
La encuentro mustia y sin vida;
Que ya no tengo remedio
Que no hayo en la vida medio
Para olvidar mi pesar,
Que ya sólo se llorar
Y todo me causa tedio>>
No dijo más el pobre payador,
Las lágrimas corrieron por sus ojos,
Y de sus labios rojos
Como un dulce rumor
Brotó un gemido largo de dolor.
Tras de la sierra apareció la luna,
El rudo vendaval sopló rizando
Las ondas al pasar por la laguna
Cual si fuera gimiendo y suspirando.
Y al pálido fulgor
Que el astro de la noche derramaba
Viose en la pampa muerto al payador;
Bajo un ombú tendido se encontraba
Y junto a él su morocha sollozaba.
Vicente Huidobro: Ecos del alma (1912)
Poema de la fase inicial de Vicente Huidobro, musicado por el cantautor chileno Eduardo Peralta en el 2015, en su disco "Encanto de las lluvias" (quinto corte) Sobre este poema Eduardo Peralta escribe "Son décimas y versos endecasílabos entrelazados al comienzo y al final;
es una historia sobre un payador, en décimas perfectas consonantes,
escritas por un poeta de la vanguardia como Vicente Huidobro, a quien
todos reconocen como el que rompió con todos los moldes. Sin embargo, al
principio de su carrera, hizo versos muy bonitos con forma
tradicionales. Lo hice con una de las melodías de los poetas populares"
Acabo esta semana dedicada a Vicente Huidobro con otro poema más tardio, dedicado a su amigo y poeta Guillame Apollinaire
Poema Funerario
El
pájaro de lujo ha cambiado de estrella
Aparejad bajo la tempestad de las lágrimas
Las velas del ataúd
Donde se aleja el instrumento del encanto
Las velas del ataúd
Donde se aleja el instrumento del encanto
En
las vegetaciones de los recuerdos
Las horas en torno nuestro hacen sus viajes
Las horas en torno nuestro hacen sus viajes
Va rápido
Va de prisa impelido por los suspiros
El mar está cargado de naufragios
Y yo he adornado el mar para su paso
Va de prisa impelido por los suspiros
El mar está cargado de naufragios
Y yo he adornado el mar para su paso
Así
es el viaje primordial y sin billete
El viaje instructivo y secreto
En los corredores del viento
El viaje instructivo y secreto
En los corredores del viento
Las
nubes se apartan para que él pueda pasar
Y las estrellas se iluminan para mostrar el camino
Y las estrellas se iluminan para mostrar el camino
¿Qué
buscas en los bolsillos de tu casaca?
¿Has perdido la llave?
¿Has perdido la llave?
En
medio de ese zumbido celeste
Encuentras en todas partes tus horas envejecidas
Encuentras en todas partes tus horas envejecidas
El
viento es negro y hay estalactitas en mi voz
Dime Guillermo
¿Has perdido la llave del infinito?
Dime Guillermo
¿Has perdido la llave del infinito?
Una
estrella impaciente iba a decir que tiene frío
La
lluvia aguzada comienza a coser la noche
Vicente Huidobro Poéme
funerarire (Automne régulier, 1925), publicada en el diario La opinión, Santiago, Chile, 1934 (De Vicente Huidobro, Antología
Poética, Editorial Universitaria, Santiago Chile, 1992.
Buen jueves
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