B
.
.
Qué lejos por mares, campos y montañas!
Ya otros soles miran mi cabeza cana. Nunca fui a Granada.
Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.
Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y un galope largo.
Nunca entré en Granada.
¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?
Nunca fui a Granada.
¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone
cadenas al habla de sus surtidores?
Nunca vi Granada.
Venid los que nunca fuisteis a Granada.
Hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca entré en Granada.
Hay sangre caída del mejor hermano.
Sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca fui a Granada.
Del mejor amigo, por los arrayanes.
Sangre por el Darro, por el Genil sangre.
Nunca vi Granada.
Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.
Ya otros soles miran mi cabeza cana. Nunca fui a Granada.
Mi cabeza cana, los años perdidos.
Quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca vi Granada.
Dadle un ramo verde de luz a mi mano.
Una rienda corta y un galope largo.
Nunca entré en Granada.
¿Qué gente enemiga puebla sus adarves?
¿Quién los claros ecos libres de sus aires?
Nunca fui a Granada.
¿Quién hoy sus jardines aprisiona y pone
cadenas al habla de sus surtidores?
Nunca vi Granada.
Venid los que nunca fuisteis a Granada.
Hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca entré en Granada.
Hay sangre caída del mejor hermano.
Sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca fui a Granada.
Del mejor amigo, por los arrayanes.
Sangre por el Darro, por el Genil sangre.
Nunca vi Granada.
Si altas son las torres, el valor es alto.
Venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada.
Rafael Alberti Baladas y canciones del Paraná (1954)
Esto cantaba Paco Ibañez. ¡Que pena no haber ido nunca a Granada!
"De
noche, cuando viene del río una niebla fría y ligera, un rumor
misterioso de agua bajando entre la vegetación y la penumbra, habitadas
siempre por gatos selváticos, el perímetro fortificado y militar de la
Alhambra parece que no gravita sobre la tierra roja de la colina, sino
que se alza y queda suspendido, sin peso, sin la consistencia mineral
que tiene a la plena luz del día. La Alhambra entonces es más que nunca
un castillo inventado, una visión de viajeros que se extraviaron en su
peregrinación y al mirar a lo lejos y hacia lo alto creen estar mirando,
con incredulidad y asombro, un espejismo de lo que fueron a buscar".
(A. Muñoz Molina, La ciudad tibetana, El País Andalucía, 16/11/1996)
Buen domingo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, deja tu opinión y/o sugerencia. GRACIAS POR COMENTAR